Ramón Peña: Y ahora ¿Qué?

Ramón Peña: Y ahora ¿Qué?

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La acción y posterior reacción del régimen: todo un sainete propio de una tiranía en decadencia, condenada por todos los paises democraticos del mundo. Una “Galtierada” de una pandilla gobernante, repudiada dentro y fuera de nuestras fronteras, que se ha aventurado a una forma de dictadura judicial.

Por Ramón Peña





O dictadura puente, ideada para traspasarle al Presidente de la República, a través del Tribunal Supremo de Justicia, las atribuciones arrebatadas a la Asamblea Nacional. Si no fuera suficiente, instando al Golem gobernante, además de legislar, a prepararse para imperar en un estado de excepción decretado inconstitucionalmente. Desconocida definitivamente la existencia del poder legislativo legítimo intentan arrollar los derechos de los diputados, incluyendo su inmunidad parlamentaria.

Para elevar aun más la potestad del Ejecutivo, se exhorta al mandatario a prepararse para un supuesto Estado de Conmoción, que sería, en otras palabras, un Estado de Sitio, equivalente a un estado de guerra que, como aprendimos de historias dictatoriales, no es otra cosa que otorgarle a las fuerzas armadas las facultades para el control y la represión de los ciudadanos.

¿Qué motiva al régimen a dar este paso? Respuesta sencilla: su orfandad de apoyo popular, la incapacidad para resolver los graves problemas que martirizan a la sociedad y la turbación que le produce medirse en elecciones libres.

Es el totalitarismo, esa forma de gobierno que Hanna Arendt define sencillamente como la negación de la política. Para asegurar su poder, el régimen procura reducir a la sociedad a la condición de masa inerte e indiferenciada, incapaz de un arranque de consciencia y de rebelión. La única cohesión que le conviene es la de la solidaridad negativa, es decir, de individuos amedrentados y aislados unos de otros, cada cual tratando de resolver sus problemas y carencias personales.

¿Qué hacer? La historia nos cuenta que la respuesta para convertir esto en un revés del dictador es la resistencia civil: organizada, unitaria, creativa, disciplinada, perseverante, firme, y, esencialmente, desobediente de todo abuso.