El golpe y el impasse, por @lmesculpi

thumbnailluismanuelesculpiEn la evolución de las crisis políticas los gobiernos autoritarios y dictatoriales sufren procesos de descomposición. Si se revisa – aunque sea someramente- la experiencia internacional y la propia, se podrá concluir que el fenómeno suele ser recurrente en momentos cruciales del enfrentamiento con los gobiernos no democráticos.

Una adecuada comprensión de las tensiones que se producen en el campo dominante, cuando se evidencia la pérdida de respaldo, el fracaso de sus políticas, los graves errores cometidos en los momentos más álgidos y la formación de un bloque de fuerzas que interpreta el sentir mayoritario; se va desvencijando progresivamente el eje de dominación.

Corresponde a las fuerzas alternativas identificar los grupos y sectores en pugna, para hacer el seguimiento de esas contradicciones, de su discurso y comportamiento, para estimular el desarrollo de las corrientes factores e individualidades no aferradas a la conservación del poder, que por lo general son las que tienen menos que perder.





Esos desprendimientos tanto grupales como individuales, obviamente tienen corresponsabilidad en las ejecutorias de los regímenes, provienen de allí, pero es innegable el rol determinante que en circunstancias excepcionales pueden cumplir. Ellas no siempre se evidencian en un acto único, por lo regular se producen en manifestaciones sucesivas.

La identificación de esas contradicciones puede ofrecer varias posibilidades, por una parte reseñar potenciales aliados y por otra el reconocimiento de la cúpula que verdaderamente ejerce el poder.

En nuestro país se recuerda a menudo los aciertos de la Junta Patriótica en la etapa final de la lucha contra la dictadura de Perez Jimenez, allí se identificó al lado del dictador, a Llovera Páez y Vallenilla como los integrantes de la camarilla eje del gobierno, su salida del país debilitó sensiblemente la dictadura, los partidos integrantes de la Junta no vacilaron en coincidir y aliarse al sector militar insurgente encabezado por Hugo Trejo y Wolfang Larrrazabal.

No pretendemos trasladar mecánicamente situaciones ubicadas en épocas totalmente distintas, ni extrapolar experiencias de otros países; si llamar la atención sobre unas constantes que se repiten en procesos de transición y de cambio. Ha recibido mucha difusión las vivencias chilenas, españolas y nicaragüenses en su tránsito a la democracia. También la evolución de los países de Europa del este y Sudáfrica reflejan persistentemente ese mismo aspecto del trato con el adversario.

Este extenso preámbulo tiene la finalidad de referirnos a los acontecimientos de la pasada semana, donde el gobierno a través de la Sala Constitucional,dio un golpe de estado al inhabilitar la Asamblea Nacional y pretender asumir sus funciones, siete personas designadas en un proceso sumamente cuestionado por írrito.

La presión internacional, la disposición de la oposición y la conducta asumida por la Fiscal, al denunciar la “ruptura del orden constitucional”, resultaron-sobre todo esta última- decisivas para el “recule” del gobierno.
>>> Con el cinismo acostumbrado Maduro catalogó el golpe como un impasse y expresó que: “No sabía nada del pronunciamiento que iba a hacer la Fiscal, como no sabía nada de la sentencia número 156 que emitió la Sala Constitucional”. Los ejecutores del golpe de estado deben ser removidos y sancionados, los siete no pueden erigirse en un supra poder. La Fiscal debiera actual siendo coherente con su pronunciamiento.

El Consejo de Seguridad que exhortó al TSJ a rectificar no tiene atribuciones como las que se asignó. Luisa Ortega Díaz independientemente de actuaciones anteriores que rechazamos, desde hace ya algún tiempo había asumido una conducta que muestran elementos de independencia, entre otros: asistió a la AN a presentar su Memoria y Cuenta, los datos allí contenidos no eran muy distintos a los de la realidad, la Fiscalía no imputó a Coromoto Rodríguez, escolta de Henry Ramos, ni tampoco al periodista apresado por volar el dron en un acto público. Si revisamos la lista de funcionarios civiles y militares que apoyaron al régimen a lo largo de este tiempo, nos encontraremos con decenas de casos de ruptura con el gobierno y de asunción de comportamientos al lado de las fuerzas democráticas. No lo olvidemos.