En medio del peor momento de Maduro y de un régimen que tiene 18 años ofreciendo la patria prometida y hoy solo puede ofrecer hambre, corrupción y muerte. La oposición parece no creerse el rol histórico y político que atravesamos.
Si bien es un acierto y debemos celebrar la reconexión con la calle, la protesta pacífica y multitudinaria, no es menos cierto que aún no se ofrece un objetivo claro, creíble y alcanzable en medio del peor escenario de desesperanza y frustración que albergan millones de venezolanos.
La pregunta que muchos nos hacemos es, ¿a dónde vamos? y allí empiezan a surgir más preguntas y dilemas, si bien es cierto que el cambio, más que una opción es una necesidad para encaminarnos hacia la salida de esta crisis y empezar a estabilizar el país, no es menos cierto que aún no hay una ruta clara.
Parte de la dirigencia opositora no parece entender el mensaje del 6D, que si bien es cierto que millones de venezolanos dijimos “Ya basta mi pana”, parece que no terminamos de asumir que esa victoria fue abonada por el inmenso rechazo que Maduro y su cúpula incapaz y corrupta encendió en más del 80% de los venezolanos.
¿Qué hacer?
La ruta a seguir pareciera de librito, pero hay quienes parecen estar embriagados por el momento que atravesamos, el régimen de Maduro apostó por desconocer el voto popular cuando le fue adverso y decidió desarticular a la AN poco a poco, terminando con la barbarie del TSJ, que fue la chispa que encendió nuevamente la calle y el rechazo de los sectores no solo de la oposición, sino del chavismo moderado.
La pregunta que surge en medio de la ruptura del hilo constitucional es, ¿por qué no aglutinar las fuerzas en algo puntal y concreto?. Los venezolanos empoderamos a la AN con el voto, así que es un mandato que el liderazgo opositor debe defender sin titubear. Es desde la AN de donde se puede retomar el hilo constitucional con la designación de un nuevo TSJ y CNE.
El régimen apuesta por dispersarnos y la petición debe ser UNA y apoyada por todos, destrancar el desacato, reincorporar a los diputados del Amazonas y con el apoyo popular empezar a recomponer los poderes desde la Asamblea. Ese es el génesis de todo. Elecciones generales suena bien, pero el régimen si bien de “inteligencia no se va a morir” tampoco será por pendejos.
Para salir de la crisis institucional y política que atravesamos la AN luce como el poder que puede con madurez asumir ese rol. Es tiempo de la política, el gran acuerdo nacional debe pasar por la reinstitucionalización del país y la llave la tiene la AN.
¡Menos peticiones, mas concreciones!