Obispo Moronta pidió consuelo al pueblo durante la meditación de las 7 Palabras

Obispo Moronta pidió consuelo al pueblo durante la meditación de las 7 Palabras

Obispo Mario Moronta

El Obispo de San Cristóbal, monseñor Mario Moronta, realizó la mediación de las 7 Palabra de Jesús en la Cruz. La reflexión la dirigió a los fieles en la iglesia Sagrario Catedral, invitando a “reencontrarnos con el misterio de consolación que nos ofrece Jesús”, reseña La Nación.

“Este Viernes Santo rememoramos el acto supremo de la entrega de Jesús y cómo, con su sangre, se sella la nueva alianza y se da la victoria sobre el pecado y la muerte; en la vigilia pascual vamos a glorificar a Dios por el triunfo del Resucitado. Toda la Semana Santa nos ha permitido reencontrarnos con el misterio de consolación que nos ofrece Jesús. En Él se realiza la profecía: ¡Consuelen, consuelen a mi pueblo!”.





Invitó “a contemplar durante esta meditación la acción llena de consuelo de Dios: del Padre que ha enviado a su Hijo para salvar y liberar a la humanidad; la fortaleza del Espíritu que ha ungido al Hijo para dar la libertad a los cautivos y estar al lado de los más pequeños: la ofrenda sacerdotal de quien llevó sobre sus hombros el pecado del mundo y realizó con su entrega generosa la nueva creación”.

Asimismo indicó que “el pueblo que busca el consuelo encuentra su verdadero apoyo en el Señor. Por eso, el profeta clama lleno de alegría: “¡Despierta, despierta” ¡Revístete de fortaleza, Sión! ¡Vístete tus ropas de gala, Jerusalén!” (Is 52,1-2) Ese consuelo tiene que ver con la salvación. Y sentimos cómo se realiza en El Calvario. Junto al Crucificado se encuentran otros dos condenados más. Uno de ellos desafía al Señor. Una nueva tentación para el Mesías a fin de que demuestre su “poder”. Pero el Señor hace caso0 omiso de esto. Más bien atiende el ruego del otro crucificado, comúnmente conocido como el buen ladrón”.

“Las siete palabras nos ofrecen un camino: desde la proclamación y ejercicio del perdón hasta la manifestación de una posibilidad de cambio radical al cumplirse el designio de Dios. Esto conlleva preocuparnos por todos para que “hoy” puedan sentir la potencia del evangelio y puedan saberse atendidos por Dios, quien no nos deja solos, al darnos la maternal protección de María y la realización de una fraterna compañía prefigurada en la persona de Juan. Ante el sentimiento de abandono y soledad, ante el vinagre ofrecido para calmar la sed de nuestra gente, hemos de dar a conocer que estamos comprometidos en hacer sentir la fuerza renovadora de Jesús para que se sienta que todo se cumple”.

Finalmente imploró “la maternal protección de María, quien nos fue dada como madre desde la Cruz; para ello podemos ser como Juan, quien, .al recibir a María, hizo posible el amor fraterno como identificación de todo discípulo de Jesús. Al ser fieles discípulos de Jesús, estaremos haciendo lo anunciado por el profeta: ¡Consuelen, consuelen a mi pueblo!”.