José Alberto Olivar: La  trampa del saqueo II

 

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En otro artículo publicado el pasado 18 de diciembre de 2016, advertimos que los actos delictivos ocurridos en Ciudad Bolívar cuyo saldo de pérdidas materiales y heridos de consideración, no fue más que un globo de ensayo para medir su aplicación en otros escenarios, entre ellos Caracas. Copio lo que ya expusimos en aquella oportunidad: “En aras de conservar el poder, quienes lo detentan  en el marco del Estado Cuartel que nos oprime desde hace casi 18 años, han demostrado que están dispuestos a todo, sin que medre en ellos la más mínima expresión de piedad. Es mucho lo que tienen que perder, negocios y prebendas que jamás en sus años de pobretones, pensaban ostentar y que ahora que lo disfrutan, no están dispuestos a soltar bajo ningún concepto (…) Pero cabe preguntarse, ¿esos saqueos son el reflejo del hambre que tanto se ha puesto de manifiesto en los últimos meses? (…) Quienes se alebrestan, pensando que lo ocurrido, es señal del fin inminente, pueden estar equivocando la apuesta. Y muy por el contrario, no hacen más que caer en la perversa trampa de un régimen que no tiene el menor escrúpulo”.

La dinámica de los acontecimientos ocurridos desde diciembre 2016 hasta la fecha, abril 2017, ha venido a confirmar el plan diabólico orquestado desde las altas esferas del régimen. Atribuir, no con cinismo, eso es poco para lo que representan, sino con el mayor sadismo crímenes, saqueos en general al liderazgo opositor es parte de la trampa. Goebbels ha sido superado por los propagandistas criollos que insisten una y otra vez en convertir la mentira en verdad.

Claro que hay mucha rabia acumulada en el común de la gente que habita en barrios y urbanizaciones de Caracas, pero eso no es suficiente aliciente producir esa suerte de “sacudones” focalizados o mejor “dakazos callejeros” inducidos estas últimas noches en varias parroquias de Caracas. Luce más que evidente la puesta en ejecución de la trama roja, dejar hacer a sus paramilitares  con el beneplácito de la gnb y la pnb (las minúsculas son intencionales) a los efectos de justificar “un estado de conmoción” acariciado por la dictadura y así dar el zarpazo decisivo a lo que hasta hoy representa la voz opositora a sus planes totalitarios. ¡Fascismo puro pues!