Este es un gobierno que no da puntada sin dedal, en cuanto al tema de la violencia, de la persecución, del amedrentamiento, del chantaje y la mentira, y es que Nicoláa Maduro desde principios de este año sabe de antemano que el fin de su gobierno autócrata está cerca y que en sus manos se perdió el apoyo popular que alguna vez tuvo la revolución; es por ello que designó a uno de los más inescrupulosos de su gabinete como vicepresidente de la República y como coordinador del Comando Antigolpe, no sólo para blindarlo políticamente de las graves acusaciones que sobre él recaen internacionalmente, sino para llevar a cabo una ofensiva ilegítima, inconstitucional y apátrida, para tratar de mantenerse en el poder a la fuerza, incluso a costas del derramamiento de sangre de un pueblo indefenso y desarmado.
Todos sabemos que Tareck El Aissami es la mano que mece la cuna de la represión en el país, y como buen cobarde y traidor que es, se escuda en los órganos militares, policiales y colectivos asesinos para acometer estos crímenes y llevar a cabo una guerra campal contra un pueblo que salió a las calles a exigir justicia y un cambio en el modelo político del país con urgencia.
Las actuaciones violentas ocurridas en todos los días de manifestaciones de nuestro pueblo, no son situaciones aisladas, obedecen a un guión facsista preparado y orquestado desde el alto gobierno y desde la cúpula militar cívica que hoy desgobierna Venezuela. No obstante, de una manera cínica propician actos de violencia, producen el caos, detienen a inocentes sin el debido proceso y hasta disparan a matar, para luego inculpar a la dirigencia de la Mesa de la Unidad Democrática, quien se encuentra en las calles junto a su pueblo en defensa de la soberanía y de la Constitución Nacional; ya que quienes deberían estar ejerciendo estas exigencias, hoy adulan y rodilla en tierra se arrastran a un régimen, burlando el juramento que hicieron de la defensa de la patria.
En el estado Aragua, el pueblo y su dirigencia sabemos que quien sigue ejerciendo las funciones de gobernador y de represor de los aragüeños es Tareck El Aissami, detrás de su secretaria privada, quien funge como gobernadora de la entidad; del alcalde del municipio Ribas, Juan Carlos Sánchez y de los diputados oficialistas del Consejo Legislativo. Sabemos por demás que quien trama todas las calumnias contra los diputados del Bloque Parlamentario de Aragua, especialmente, contra Karin Salanova y mi persona, es precisamente este personaje oscuro de la política facsista de Nicolás Maduro.
No obstante, en horas recientes los diputados que encabezamos el Bloque Parlamentario de Aragua, acudimos a la Fiscalía General de la República con el objeto de exigir que el alcalde del municipio Ribas y el gobierno regional, presenten las supuestas pruebas donde nos inculpan a Karin Salanova y a mi, de ser los propiciadores de los actos vandálicos ocurridos en la ciudad de La Victoria; también denunciamos ante el Ministerio Público y ante el país, que el señor El Aissami ha emprendido una cacería de brujas contra la dirigencia unitaria en la entidad. Pues bien, los diputados de Aragua dimos la cara, porque el que no la debe no la teme, esperamos que Tareck haga lo mismo, y no se siga escondiendo de las acusaciones hechas a su persona, bajo la potestad inconstitucional otorgada por Nicolás Maduro.
Venezuela y el mundo saben que este es un gobierno forajido que se ha convertido en el asesino de un pueblo, que clama por un cambio en el modelo político del país a través de un proceso electoral. Ellos saben que nadie los quiere y que tienen el repudio del 85% de los venezolanos, por eso el temor a contarse. De manera autócrata pretenden mantenerse en un poder que no les corresponde, porque la soberanía reside en el pueblo, y esa gente grita en las calles de nuestro país, elecciones, justicia, democracia y libertad.
Sepan ustedes miembros de la cúpula militar cívica que aunque la orden sea la violencia, permaneceremos en las calles de manera irrestricta, hasta que se anuncie un cronograma electoral, se permita la apertura de un canal humanitario, se liberen los presos políiticos y se respete la autonomía del poder legislativo. Sólo así nos encaminaremos al cambio y habrá justicia y paz en nuestra amada Venezuela.
Ismael García
Diputado a la Asamblea Nacional
Unidad Democrática
@ismaelprogreso