Omar Ávila: Juan sin miedo

Omar Ávila: Juan sin miedo

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En estos últimos días hemos visto miles de ciudadanos en las calles reclamando y exigiendo su derecho constitucional por un mejor vivir; mujeres suplicando el derecho a la vida, hombres dispuestos a un mejor porvenir, jóvenes exigiendo sus libertades.

Quién iba a pensar que Juan Pablo, estudiante, deportista, visionario, con todo un futuro por delante, y con quien tuve la oportunidad de conversar personalmente hace un mes, sería asesinado por los cuerpos de seguridad del Estado en medio de una manifestación en defensa de sus libertades.





En esa oportunidad, intercambiamos ideas, opiniones, hablamos acerca de la situación política del país, de sus sueños y de su convicción de que Venezuela va a salir de este trance más temprano que tarde.

Un muchacho, que a diferencia de otros que se han ido, se quería quedar en su país luchando y apostaba al cambio, a la recuperación de nuestra Venezuela. Tal como el cuento infantil de los hermanos Grimm, “Juan sin Miedo”, Juan Pablo no tenía miedo de enfrentarse a los guardias, porque sabe que estaba haciendo lo correcto por su país; en esta oportunidad la recompensa no era Esmeralda, la hija del Rey, era conseguir la libertad de todos los venezolanos.

Así como Juan, también los más de 30 ciudadanos caídos este mes de abril los reconozco como unos valientes. Duele en el alma ver a personas prósperas caer a manos de funcionarios la seguridad pública, colectivos y del hampa en general.

Los nombres de: Jairo Ortiz, Daniel Quéliz, Miguel Colmenares, Bryan Principal, Gruseny Canelón, Ramón Martínez, Mervin Guitian, Paola Ramírez, Carlos Moreno, Kevin León, Francisco González, Albert Rodríguez, Luis Márquez, Jesús Sulbarán, Renzo Rodríguez, Almelina Carrillo, Johan Medina, Christian Ochoa, Juan Pablo Pernalete, Eyker Rojas, deben estar presentes en nuestras memorias, a ellos les debemos muchos, a sus padres los acompañamos en su dolor, porque cada uno de estos jóvenes son hijos nuestros, hijos de Venezuela, esa patria grande en la que siempre creyeron y por la cual salían sin miedo en su búsqueda, quizás, ellos no conocieron el país que queremos recuperar, o tuvieron pocos recuerdo, pero si estaban seguro de que tiene potencial humano para salir adelante.

Duele ver cómo héroes -que ya no son anónimos- han sido asesinados de una manera tan cobarde, en manos de unos soldaditos que siguen al pie de la letra órdenes de unos miserables que disfrutan del dolor ajeno desde la comodidad de sus hogares.

Cada uno de estos venezolanos representa una parte de la mayoría de quienes vamos a seguir aquí, para lograr el cambio político, social, económico y moral que necesitamos. El gobierno tendrá las armas, pero no tiene pueblo, ese mismo que no va a parar hasta sacarlo. No sabemos si hoy, mañana o dentro de un mes, pero seguro estoy que está llegando a su fin y ellos mismos se están terminando de hundir.

Estos ángeles nos darán las fuerzas necesarias para seguir en este camino, a cada uno de ellos prometemos que haremos lo posible para que sus muertes no queden impunes, así como a seguir su lucha en la calle hasta lograr las libertades por las cuales se exponían.

Mientras tanto, a tratar de sanar la herida. Dueles Juan, dueles Venezuela.