Trabajadores migran a labores de oficio para asegurar ingresos en Zulia

Trabajadores migran a labores de oficio para asegurar ingresos en Zulia

Maracaibo Venezuela 22/11/2014 ZULIA Buhoneros del Centro de Maracaibo denuncian que funcionarios del CPBEZ estan desalojandolos de su lugar habitual de trabajo a pesar de no mostrar ningun orden de desalojo. La medida ha afectado a decenas de buhoneros. Manifiestan que el comercio informal es su unica fuente de ingreso. En la foto: buhoneros del centro de Maracaibo
Economía informal en Zulia. (Foto La Verdad)

 

La “crisis económica” presiona a los jóvenes a irse del país o cambiar de trabajo para “tener un ingreso que genere una ganancia para el día a día”. Las posibilidades de que al estudiar, graduarse y ser profesional se lograban beneficios socioeconómicos, ahora cambian al no tener garantía de oferta de mercado laboral en áreas especializadas. Así lo reseña La Verdad.

Mirian Bracho Suárez, investigadora de Trabajo Social en el ámbito intervención social, a propósito de la celebración del Día del Trabajador y el fenómeno de “migración” al oficio, analiza que hay “incursión” en áreas que son predominantes en servicio, como tecnología, comercio, manualidades. Los jóvenes persiguen “tener ingresos” para responder al contexto económico y lograr enfrentarse a la realidad.





Se dedican a labores distintas a las que generan crecimiento productivo. “A irse al campo a sembrar no está en cuenta, prefieren seguir en la ciudad”. Y es que resulta más acertado vivir donde los servicios públicos funcionan y son accesibles para las familias.

Varios oficios

Leandro González, costurero, es uno de los que decidió concentrarse en el oficio. Tocar la máquina de coser de su madre ante el miedo de quedarse sin tener qué comer ni dar de sustento a sus dos hijos. Recuerda que se inició vendiendo bienes. El comercio le sirvió de generador de dinero, hasta que “todo empezó a aumentar y no podía más”.

Apostó luego a dedicarse a administrar un restaurante. “Y seguimos en lo mismo. No había mercancía. No se conseguía arroz”. La insistencia de su progenitora le llevó a aceptar usar sus manos y ojos para seguir el zigzag de la aguja e hilo. Resolvió dar la razón: “Hicimos eso, depender de la costura, y está dando un poquitico porque todo el mundo ha rebajado”.

Tiene más de un año sentado “arreglando pantalones”. “Metiendo pinzas”. Cobrando más mil 500 bolívares por cualquier puntada con hilo, así como hacía su abuela, la misma que enseñó a su madre y heredó él. Al mes obtiene más de los 40 mil 638 bolívares en los que se ubica el salario mínimo.

Recuerda que se negaba a mirar el pedal. “No me gustaba. (Decía que) no, eso es de gay”. Pero la necesidad de responder por el bienestar de la familia obligó a bajar la cabeza por dinero. Gana para tener un ingreso diario, tener comida y pasajes. Para este Día del Trabajador asegura “nada” que celebrar. Sí que tiene “todos los días clientes y sigo llevando algo para la casa. No hay un día que no deje de venir un cliente”.