Lester Toledo: Honor a los caídos

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Hoy nuestras líneas están dedicadas a la memoria de 42 venezolanos asesinados por la dictadura de Maduro en las últimas semanas. Venezolanos que dieron su vida por nuestro país.





Por Lester Toledo / @LesterToledo

A esos 42 ángeles que desde el cielo están viendo el esfuerzo de millones batallando en el país y en el mundo entero, a ellos van estas líneas, a sus familias, pero sobre todo a los venezolanos que aún no han despertado al llamado del cambio, para que conozcan sus historias, y juntos rindamos honor a los caídos.

El Ministerio Público habla de 39 fallecidos, sin embargo, investigaciones periodísticas elevan ese número, lo cierto es que se trata vidas truncadas, con historia, con familia, con vivencias y con sueños cegados por una acción marcada por el odio. Hoy también honramos y oramos por la recuperación de los más de 800 venezolanos que han resultado heridos por la mano cruel de este régimen.

El primer ángel caído de abril se llamaba Jairo Johan Ortiz Bustamante, un estudiante de apenas 19 años, su papa cuenta que era un joven pacifico concentrado en sus metas. La bala que le cegó la vida fue disparada por un funcionario de la PNB en Montaña Alta de El Carrizal en el estado Miranda.

A partir de aquel seis de abril madres, esposas, hijos y abuelos, con su corazón desgarrado por el dolor han visto los ojos de estos venezolanos cerrarse, negándosele la posibilidad de ver sus sueños alcanzados, un país libre de esta dictadura que los llevo al hartazgo de las calles.

Tony, así llamaban a Gruseny Antonio Calderón, tenía 32 años cuando su vida fue truncada por disparos de perdigón a quemarropa por Guardias Nacionales en el estado Lara. Tony era comerciante, deportista y modelo profesional, vivía con sus hermanos. Cuentan que no quería irse del país a pesar que la mayoría de sus amigos ya se habían ido.

Cada día de protesta sostenida en Venezuela trajo consigo imágenes y testimonios que nos gritaban en la cara la calaña de dictadura que nos rige. Aún estamos impactados con el episodio de la tanqueta que embistió criminalmente a nuestros jóvenes, o el llanto de dolor de nuestros heridos, la mujer que valientemente se plantó frente a la tanqueta, el joven desnudo flagelado con perdigones que clamaba no más represión, la del cráneo expuesto de Oriana que fue arrollada por un conductor enceguecido por el odio o la del policía rociando gas pimienta al rostro de nuestros abuelos.

Lamentablemente son tantas las historias que quisiéramos enaltecer, pero es mucho el dolor que el papel y nuestro corazón difícilmente puedan soportar.

Como no recordar, en medio de tantas víctimas a Juan Pablo Pernalete Llovera, en su morral llevaba el salmo 91, una gorra y su bandera. Un impacto de bomba lacrimógena en el pecho le cegó la vida. Tenía 20 años, era único hijo y estaba becado, estudiaba segundo semestre de Contaduría en la Universidad Metropolitana, jugaba baloncesto.

Cada historia nos ayuda a ponerle rostro a estos ángeles por eso no debemos dejar de nombrarlos y recordarlos como venezolanos que soñaron con un país libre.

Fue en Caracas en medio de una protesta en Las Mercedes, donde fue asesinado Armando Cañizales Carrillo de tan solo 18 años, tocaba la viola en el Núcleo de Baruta del Sistema de Orquestas. Aún el concierto que sus compañeros hicieron sonar en su honor nos conmueve el alma. Se acababa de graduar de bachiller y pensaba estudiar medicina como su madre.

Tenía 27 años, se llamaba Miguel Fernando Castillo Bracho y era comunicador social mención audiovisual egresado de la Universidad Santa María, manifestaba por la libertad del país. Su sonrisa se apagó, no llegó a ver realidad su sueño, un plomo en el torso le truncó su futuro.

A todos estos ángeles de Venezuela nos debemos, su muerte no puede quedar en vano. Sus heridas y su dolor no pueden quedar impunes. Estoy convencido que pronto saldremos de esta pesadilla y estos héroes que han dado su vida por un futuro para todos nosotros tendrán su mejor legado: La Libertad. Viva Venezuela

@LesterToledo