Golpean, violan y guardan en un saco cadáver de una liceísta

José Luis González llora por su hija en el lugar del crimen. (Foto: Cortesía Diario de Los Andes)
José Luis González llora por su hija en el lugar del crimen. (Foto: Cortesía Diario de Los Andes)

 

Zulay y José Luis salieron de su casa en El Tendal de Escuque para ir a Valera, por el terminal de sus números de cédula de identidad el miércoles es el día que pueden comprar productos regulados en ciertos supermercados, si llegan a tiempo. Así lo reseña diariodelosandes.com

Más tarde, Zulay recibió un mensaje de texto de su hija menor, “voy saliendo” le escribió, iba para el liceo, y preguntó si lograron comprar, pero la pareja aún esperaba para entrar al local y con suerte adquirir dos harinas de maíz, “se me cuida” le respondió su mamá.





Casi a mediodía llegaron a la casa, solo la mujer pudo comprar, hizo un par de arepas y después de comer salieron juntos otra vez para Valera, buscarían repuestos para el carro de un cliente, ambos trabajan como mecánicos.

“Voy a joder a tu hija” decía un mensaje enviado a Zulay desde el teléfono de su niña, con nombre y apellido del supuesto remitente, ella le respondió: ¿Qué?, pero luego leyó “son los muchachos echando broma mami”. Llamó y ella no contestó, se preocupó porque no le parecía asunto de juego pero creyó y siguió sus diligencias sin comentarle al esposo el inconveniente.

Cerca de las tres de la tarde la llamó la suegra de su hija mayor, ni saludó, a gritos le preguntó ¿Dónde están? ¡Vengan, suban, apúrense! Insistía sin explicar. La pareja subió por la vía de la carretera vieja Valera – Escuque, por allí los esperaría el cliente, con el carro accidentado, necesitaba el repuesto que ellos buscaban en la ciudad.

Pero se detuvieron en el sector El Samán, vía El Colorado, vieron a varios vecinos y funcionarios de la policía, rodeaban el lugar donde estaba el cadáver de su hija, “la tuñeca”. No lo sabían hasta que se acercaron y distinguieron su cuerpo.

Lo halló una vecina, quien es suegra de la hija mayor de Zulay y José Luis, la mujer buscaba un becerro que se le escapó a mediodía cuando vio el saco entre el matorral, se acercó a revisarlo y salió despavorida a llamarlos cuando la reconoció.

Vestía la camisa beige del liceo y ropa interior, tenía las manos y pies atados con cable, y una herida sangrienta en la cabeza. Cerca estaba su bolso, José Luis y Zulay se miraron, y rompieron en llanto. Compañeras del liceo llegaron al sitio y sus gritos desgarraron su adolescencia.

Hoy expondrían juntas el proyecto de Ciencias, serían promovidas al 5º año, la hija de Zulay y José Luis estaba ansiosa por ello, con apenas 15 años cursaría el último año de bachillerato, era una alumna aplicada, con excelentes calificaciones.

Los detectives del Cicpc inspeccionaron la escena en busca de pruebas de interés criminalístico, luego los funcionarios del Senamecf levantaron el cadáver y lo trasladaron hasta la morgue de Valera, donde hoy le practicarían la autopsia para después entregarla a sus familiares.

La familia fue interrogada por los detectives del Cicpc, la madre mostró con angustia el mensaje que recibió “como una broma” pero que parecía una amenaza ejecutada, por un sujeto que dijo su supuesto nombre y apellido en el texto enviado desde el teléfono de la niña, objeto desaparecido.

Los allegados estaban desconcertados, “esta es una familia intachable, se quitaban el pan de la boca para darle a otros, y la niña muy educada” dijo una vecina. “¿Quién pudo hacerle algo así, por qué?” son las preguntas de la comunidad que esperan respuestas y justicia.

Reencuentro fúnebre

La niña era la menor de los tres hijos de José Luis González y Zulay Morillo, quienes se dedicaron a cuidarla y consentirla. Sus hermanos mayores estaban fuera del país, hoy deben aterrizar en suelo venezolano para llegar al funeral y acompañar a sus padres en tan doloroso momento.