Luis Alberto Buttó: El Día Después

Luis Alberto Buttó: El Día Después

Luis Alberto Buttó @luisbutto3
Luis Alberto Buttó @luisbutto3

Para contextualizar el reciente momento histórico que atraviesa la sociedad venezolana es perentorio recordar tres elementos.

Primero: la nueva ola de protestas masivamente protagonizada con denuedo y sin descanso por buena parte de la población consustanciada con los ideales democráticos y/o harta hasta la coronilla de sufrir las consecuencias del peor desastre gubernamental de todo un siglo, comenzó en abril. En nada circulaba por el ambiente la infeliz y retrógrada propuesta de Asamblea Nacional Constituyente (ANC) oficialista, si bien ésta, a qué dudarlo, podía haber estado in pectore entre los ideólogos del fracasado socialismo bolivariano, como todo socialismo lo es. Así pues, para dejar claro el asunto, las exigencias de la oposición no estaban atadas, nunca debieron estarlo, a la existencia o concreción de esta maquiavélica huída hacia adelante gubernamental. Que se crearan las condiciones para pensar que ella serviría de carta de negociación, dependía (dependió) única y exclusivamente de aquellos que por impericia o conveniencia compraran la idea. Las demandas de la oposición, léase de la población, van mucho más allá de la existencia o no de la ANC y no hay razón valedera alguna para que la perspectiva haya cambiado, salvo el conformismo, la entrega o la minimización de expectativas, lo cual sería desolador se planteara.

Segundo: que la ANC es un mecanismo turbio para que la autodenominada revolución bolivariana intente perpetuarse en el poder una vez perdido el respaldo popular, en nada modifica la esencia y objetivos del autoritarismo gobernante. Por algo el ventajismo oficial en los procesos electorales; por algo el desconocimiento de la voz del pueblo expresada contundentemente en la escogencia de los integrantes del Parlamento; por algo el burdo entorpecimiento del referéndum revocatorio; por algo las ruines amenazas y manipulaciones desarrolladas a partir de las necesidades de la gente; por algo la supresión de elecciones pautadas constitucionalmente; por algo el castigo en vez de la justicia. En otras palabras: nada cambió la realidad nacional porque la propuesta de ANC se lanzara al ruedo. Los pasos agigantados hacia el totalitarismo hacía rato se venían dando y si el camino no hubiese pasado por el bodrio llamado comunal, lo habría hecho por cualesquiera otros mecanismos, cada uno de ellos tan perverso como su par.





Tercero: la represión no comenzó con el proyecto de ANC. Con éste o sin éste, las secuelas de la violencia han herido con saña el corazón de los venezolanos. El uso inclemente del recurso de la fuerza es inherente a todo régimen no democrático carente de respaldo popular, valga el pleonasmo. Este gobierno perdió el apoyo de las masas con largura y sólo la represión es dable esperar sea su respuesta. En este sentido, nada nuevo, nada que ya no se supiese, nada que ya no se hubiese experimentado, ha aparecido en el horizonte de la patria. Mañana el país no va a amanecer con las libertades conculcadas: hace mucho éstas fueron encarceladas. Que la ANC va a servir de herramienta para perseguir la disidencia es verdad, pero también es verdad que sin contar con ella los eslabones de la cadena se fraguaron y sin recurrir a ella se seguirán entrelazando. Para sintetizarlo en la medida de lo posible: con nada emergente se enfrenta Venezuela más allá o más acá de la ANC.

Los sensacionalismos tipo el Día Después son propios de Hollywood, no de la historia de los pueblos. Filmar el cambio es accesorio, lo esencial es construirlo.

@luisbutto3