Damián Prat C.: Sectarios que excluyen y desprecian a la mitad del pueblo venezolano

Ciertamente todo el episodio que estamos viendo, de violar la Constitución “argumentando” que no hace falta juramentarse porque es “solo un formalismo” o que “es una continuidad del mismo gobierno” está marcado y entrecruzado por el pleito interno del PSUV por el control de la sucesión. El sector que respalda a Maduro (¿los jerarcas cubanos también?) parecen muy angustiados con la posibilidad de que Diosdado Cabello sea presidente temporal y lo están impidiendo a toda costa. Sin dejar de lado, por supuesto, su ya acostumbrada conducta de usar a la Constitución como papel de desecho, “porque una revolución no se detiene por leguleyismos” que en realidad debe leerse: “nuestra inagotable ambición de poder está por encima de normas, instituciones y constituciones”, ya que aquí no hay ninguna “revolución” auténtica.

Ciertamente que el torneo de “insultos gruesos” y ataques virulentos contra la MUD y sus dirigentes luce más como una competencia entre Maduro y Cabello por mostrarse como “el más duro” de cara a ganar simpatías en el “chavismo extremista”. Además, con el gastado y fastidioso cuento cobero del “golpe de estado contra Chávez” tratan de no mostrar su propio pleito interno y animar a sus huestes con el viejo truco de crispar a su gente, cohesionarla y seguir sembrando el odio y la división que les sirven para manipular a los suyos. Y, ¡claro!, los tiene desconcertados la actitud de la MUD de no doblegarse y al mismo tiempo no caer en extremismos bobos y estériles que sería el “tipo de oposición” que ellos desearían.

De todos modos, el episodio de la elección de la directiva de la Asamblea Nacional el pasado sábado contiene un elemento que sin ser novedoso, no debe ser dejado pasar por alto: el PSUV insiste en ignorar, despreciar y excluir a la mitad del pueblo venezolano. En esa AN los diputados de la oposición democrática suman 42%, pero además, fueron electos en 2010 con el voto del 52% de los venezolanos de todas las regiones y todos los sectores. Y en la reciente elección presidencial del 7-O, el candidato de la Unidad, Henrique Capriles sumó casi 7 millones de votos, para el 46%.





¿Se puede en democracia designar una directiva del órgano plural por excelencia, que es el parlamento, ignorando al 42% de los diputados y a la mitad del pueblo expresada en votos? Así como tiene derecho el oficialismo a presidir esa AN porque tienen algo más de 50% de los diputados, igual debe reconocer y respetar a la mitad de los venezolanos representados por esos 66 diputados.

El sectarismo, la arrogancia, la soberbia, la exclusión, el totalitarismo no son virtudes políticas ni “revolucionarias”. Tampoco son democráticas ni populares. Excluir y despreciar a tantos millones de compatriotas les hace olvidar lo efímero del poder. Ninguna nación puede ser próspera fundada sobre antivalores como esos. Incluso, los votantes y militantes oficialistas que hoy apoyan o son indiferentes ante semejante abuso, deberían pensar cuantas veces a ellos mismos los excluyen o atropellan. Por ejemplo, cuando les imponen candidatos “a dedo” que ellos rechazan. O cuando les atropellan sus derechos ciudadanos, vecinales, sindicales.

TIP 1: La MUD, alejada de todo extremismo, ha planteado que si el presidente Chávez no pudiera acudir este jueves a la AN para juramentarse, se declare una falta temporal que no le quita su condición de presidente electo. Y que siguiendo lo que manda la Constitución, asuma provisional o temporalmente la presidencia de la República el presidente de la AN. Hasta por un máximo de tres meses que es lo que manda la Constitución para las faltas temporales. En ese tiempo Chávez puede asumir si estuviera en condiciones o si una Junta Médica lo determina, dar un segundo plazo de tres meses más, o declarar la falta absoluta y se convoca a elecciones.

TIP 2: El desastre productivo de las empresas estatales es cada vez peor. Las cifras de Sidor, Bauxilum, Venalum, Alcasa, Ferrominera, Carbonorca son espeluznantes. Ya escribiremos de esos casos. ¿Hay gobierno para eso o sólo para que entre ellos se pelee el botín del poder? ¿Y los derechos laborales? Porque hasta para cobrar las quincenas hay cada vez más problemas. Ni se diga del colosal engaño que fue la supuesta convocatoria a discutir contratos colectivos.

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