El fuego arrasa con gran parte de Australia. Arden 400 kilómetros en tan solo una ciudad de Nueva Gales del Sur. Los bomberos son incapaces de controlar unas llamas que se propagan desde hace una semana y que ya han alcanzado más de tres metros de altura.
En otro estado, Tasmania, el fuego devora 120 casas residenciales. Allí los vecinos viven un auténtico infierno.
“Vimos un tornado de fuego que venía hacia nosotros. Todo ardía a nuestro alrededor y había explosiones”.
Lo cuenta un abuelo que tenía a su cargo a cinco nietos cuando las llamas rodearon su casa. La familia escapó y se refugió bajo un puente. Con el agua hasta la cintura permanecieron tres horas hasta que los rescataron los bomberos.
“Cuando vi las fotos me horroricé. Mis hijos estaban con los abuelos, mientras estábamos en un funeral. Tres de ellos no saben nadar”, dijo la madre de los niños.
Por aire y por tierra luchan contra el fuego. Los bomberos, apoyados por aviones cisterna, intentan sofocar 140 focos de grandes dimensiones, La mayoría permanecen incontrolados.
Incendios devastadores provocados por una ola de calor histórica, con temperaturas que superan los 50 grados, acompañada de vientos de hasta 90 kilómetros por hora.