AP: Existe incertidumbre en el rol de las Fuerzas Armadas de Venezuela

AP: Existe incertidumbre en el rol de las Fuerzas Armadas de Venezuela

Foto: AFP

En un país acostumbrado a la turbulencia política, los militares a menudo han sido los árbitros que deciden los destinos de la nación. Y podrían serlo nuevamente si el presidente Hugo Chávez fallece o queda inhabilitado para ejercer el poder como consecuencia del cáncer que lo aqueja.

Nadie sabe, sin embargo, qué actitud asumirán las fuerzas armadas si se produce una crisis institucional en un ambiente de gran polarización.

La impresión predominante es que los militares están en un compás de espera, aguardando a que el panorama se despeje un poco y se resuelvan algunos de los grandes interrogantes del momento. En particular la situación interna del oficialismo, donde sus dos cabezas más visibles –el vicepresidente Nicolás Maduro, el preferido de Chávez para que sea el candidato de su partido a la presidencia si él no puede seguir ejerciéndola, y el presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello, que debería asumir temporalmente la presidencia hasta que se realicen nuevas elecciones– no han podido llenar el vacío de poder que hay desde que Chávez viajó a Cuba para continuar allí su batalla contra la enfermedad.

En el ámbito militar hay incertidumbre acerca de quién decide sobre la estrategia operativa de la fuerza armada, los ascensos o retiros en la institución aglutinadora que ha salvado a Chávez de un golpe de estado y que cumple funciones cruciales en sectores que van desde la empresa petrolera estatal y el combate a la delincuencia hasta la distribución de alimentos.

El general retirado Antonio Rivero, fuerte crítico del gobierno, fue el primero en alertar sobre el vacío en la cima.

Rivero declaró al sitio de internet Noticias24 que el 10 de enero, fecha de inauguración de un nuevo mandato de Chávez, “no habría comandante en jefe en la fuerza armada nacional si no asumía Diosdado” ante la ausencia del presidente.

El militar dijo a la Associated Press que desde entonces ha debido ocultarse porque agentes de la inteligencia estatal han ido a su casa a buscarlo.

Rivero, ex jefe de la agencia de gestión de emergencias, fue acusado de dos delitos en un tribunal militar luego de denunciar la presencia de militares cubanos en Venezuela hace dos años y medio.

El oficialismo niega que haya un vacío de poder y Maduro ha tratado de disipar cualquier duda sobre las lealtades de la fuerza armada al aparecer en público junto a altos oficiales.

El miércoles, durante un acto en la Academia Militar, transmitió el “agradecimiento” de Chávez “a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana por tanta lealtad hacia él “.

El dirigente opositor Henrique Capriles también ha hecho alarde de sus lazos militares. Dijo en conferencia de prensa la semana pasada que la fuerza armada tiene un rol que cumplir, el de hacer “respetar la soberanía, respetar la constitución”.

En los 14 años que lleva en el poder, Chávez ha tratado de convertir a los militares en defensores de sus políticas socialistas. En el 2002, un grupo de militares trató de derrocarlo y otro lo rescató. Desde entonces promovió a los militares aliados.

Su gobierno está repleto de militares, incluidos siete de sus 23 ministros. Cuando el mandatario ganó las elecciones de octubre, 11 de las 23 gobernaciones quedaron en manos de ex militares allegados a Chávez. El presidente también dio la cara por varios militares, incluido Cabello, acusados por Estados Unidos de colaborar con el narcotráfico.

El alto mando ha dado expresiones de respaldo irrestricto al gobierno por boca del ministro de Defensa, almirante en jefe Diego Molero, y el jefe del comando estratégico operacional de las fuerzas armadas, mayor general Wilmer Barrientos, pero no se sabe con claridad cuál es la posición de los mandos medios y bajos.

Y para mayor incertidumbre, paralelamente a los 134.000 efectivos de las fuerzas armadas tradicionales están los 125.000 de las milicias, con menor poder de fuego y nivel de instrucción que aquéllas, pero reforzadas con recursos e ingresos por el gobierno. Unos 30.000 milicianos tienen “capacidad de ser considerados combatientes”, según la presidenta de la ONG Control Ciudadano Rocío San Miguel.

La milicia podría convertirse en “una amenaza para la población civil que decida manifestar pacíficamente”, señaló San Miguel.

Algunos analistas y opositores han denunciado también que los “colectivos”, como se denomina a grupos civiles armados que operan esencialmente en la capital venezolana, podrían constituir un riesgo para la población civil.

Al ser consultado sobre la posición que podrían tener los mandos medios y bajos, que constituyen más de la mitad de los efectivos, el ex ministro de la Defensa, general retirado Raul Salazar, expresó a la AP que la oficialidad debe tener siempre presente la carta magna, y que cuando se “dude de una orden, que le den revise la Constitución y usted verá si está adentro o afuera”.

Diego Moya-Ocampos, analista político de la consultora económica IHS Global Insight con sede en Londres, afirmó que “no hay mucho que las fuerzas armadas estén dispuestas a hacer por el momento”, especialmente en un contexto en el que no está claro el estado de salud de Chávez, pero indicó que podrían darse “cambios dramáticos” en el supuesto de que el mandatario queda inhabilitado o muera.

“En el actual escenario de debilidad de las instituciones en Venezuela, las fuerzas armadas desempeñan un papel como una especie de policía constitucional que garantiza la Constitución y el proceso democrático”, dijo Moya-Ocampos a la AP.

San Miguel afirmó que los militares no asumirán una posición “hasta que exista una alternativa real de poder”.

“Estamos claramente en una transición en Venezuela y está por definirse cuál es la alternativa real de poder, primero dentro del chavismo, y en segundo lugar ante lo que pudiesen ser las aspiraciones de la oposición”, indicó San Miguel a la AP.

La analista precisó que durante toda su historia, la fuerza armada siempre se ha inclinado hacia una alternativa real de poder. Durante el fallido golpe del 11 de abril del 2002, un grupo de altos oficiales se rebeló contra Chávez, ocasionando su salida temporal del gobierno, y poco después otro grupo de militares permitió su retorno al poder.

Algunos opositores han denunciado que en el seno de la fuerza armada existe gran descontento debido a la presencia de militares cubanos, los bajos salarios, un deficiente sistema de seguridad social, el fortalecimiento de las milicias y un equipamiento militar obsoleto que sería una de las causas de recientes accidentes aéreos.

“Hay un malestar muy grande” en relación a la presencia de funcionarios cubanos en los cuarteles, afirmó el almirante retirado Iván Carratú, pero expresó dudas de que la “incomodidad” que genera esa situación, así como los otros problemas económicos y sociales, puedan producir una rebelión.

Carratú precisó asimismo que más de un centenar de oficiales, mayormente del rango de coronel, están en sus casas sin cumplir ninguna función. Dijo que no se les dio asignación alguna porque no simpatizan con el proceso de Chávez. La idea sería dejar que transcurran dos años en esa situación y luego pasarlos a retiro.

Una de las circunstancias que genera dudas sobre cómo podría comportarse el sector militar ante una eventual transición política es la existencia de casi una decena de grupos dentro la fuerza armada, que van desde los llamados “institucionalistas”, que se declaran defensores de la Constitución y que sostiene que no respaldarán ningún gobierno de facto, hasta los que se identifican como “chavistas” y “revolucionarios”.

“Existe un grupo de militares muy atomizado ideológicamente y profesionalmente, donde la supremacía es del Ejército total y absolutamente y donde no hay autoridad visible”, señaló Carratú, ex jefe de la guardia presidencial del fallecido mandatario Carlos Andrés Pérez durante parte de su segundo gobierno.

San Miguel, por su parte, indicó que Control Ciudadano ha detectado unos cinco grupos en las fuerzas armadas.

Uno de esos grupos está constituido por los siete altos oficiales que se desempeñan actualmente como ministros y que representan el 25% del gabinete, entre los que se destacan la almirante Carmen Meléndez, ministra del despacho de la Presidencia, y el general Néstor Reverol, ministro de Relaciones Interiores.

Los otros grupos identificados por Control Ciudadano son el alto mando militar, los militares retirados que ocupan importantes cargos en la administración pública como el mayor general retirado Hugo Carvajal, director de la Oficina Nacional Contra la Delincuencia Organizada; los militares retirados que ganaron once de las 23 gobernaciones del país y la milicia.

También se habla de un grupo de altos oficiales sobre los que pesa denuncias de presuntos nexos con el narcoterrorismo.

Entre los ex oficiales que ganaron en los comicios regionales del mes pasado está el general retirado Henry Rangel Silva, ex ministro de la Defensa, elegido en el estado occidental de Trujillo, y el capitán de navío retirado Ramón Rodríguez Chacín, ex ministro de Relaciones Interiores, que logró la gobernación del estado central de Guárico.

Carvajal, Rangel Silva y Rodríguez Chacín fueron acusados por el Departamento del Tesoro estadounidense de apoyar las actividades narcotraficantes de las FARC en el 2008.

Dos años después Estados Unidos incluyó también en esa lista al mayor general del ejército Clíver Alcalá Cordones, actual comandante de defensa integral de la región Guayana, en el sur del país.

El gobierno de Chávez ha rechazado reiteradamente los señalamientos de las autoridades estadounidenses contra los altos oficiales retirados y activos.

Hay quienes opinan que si Chávez pierde la batalla que libra contra el cáncer desde mediados del 2011, Cabello podría pasar a ser el gran líder del oficialismo por su influencia en los altos mandos militares y en algunos sectores económicos que lo prefieren a alguien más radical como el vicepresidente Maduro.

Carratú dijo que “más de 85 hombres” de la promoción militar de Cabello están en la actualidad en puestos de mando y control territorial del país y que eso podría darle una mayor influencia en la fuerza armada de lo que tiene Maduro, un ex dirigente sindical izquierdista sin ningún conocimiento ni vínculos con el mundo militar.

San Miguel señaló que entre el grupo de ministros militares hay algunos cercanos generacionalmente a la promoción de 1987 de la Academia Militar de la cual formó parte Cabello, un teniente del ejército que fue dado de baja tras participar en el fallido golpe que encabezó Chávez en 1992.

Pero manifestó dudas de que Cabello, de 49 años, tenga tanta ascendencia en la fuerza armada, tal como sostienen algunos observadores, y sostuvo que aunque el presidente del congreso tiene numerosos amigos en el sector castrense, también tiene muchos años alejado de ese cuerpo.

Chávez anunció el mes pasado al país, antes de viajar a Cuba para una cuarta operación, que de quedar inhabilitado por su problema médico, Maduro debería ser el candidato del oficialismo en las elecciones presidenciales que habría que convocar.

Carratú opinó que el vacío de poder que provocaría la muerte de Chávez generaría un “vacío de liderazgo” que ningún líder, oficialista u opositor, podrá llenar, y que en medio de ese escenario podrían darse situaciones de violencia callejera con la participación de las milicias y los grupos armados oficialistas conocidos como “colectivos”.

“A la hora que haya una confrontación en la calle, una violencia en la calle…los militares van a intervenir”, agregó.

AP

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