El 11 de febrero se fijará fecha de canonización de Madre Lupita y Laura Montoya

(foto archivo)

Benedicto XVI celebrará el 11 de febrero próximo un consistorio en el que se fijarán las fechas en la que serán proclamados santas la monja mexicana Anastasia Guadalupe García Zavala, conocida como “madre Lupita”, y la religiosa colombiana Laura de Jesús Montoya y Upegui.

En ese mismo consistorio, informó hoy el Vaticano, se fijará también la fecha de canonización del italiano Antonio Primaldo y 800 compañeros que fueron asesinados por los turcos el 13 de agosto de 1480 en la ciudad sureña italiana de Otranto caída en manos de los otomanos, al negarse a abjurar la fe cristiana y convertirse.

Laura de Jesús Montoya y Upeqgui (1874-1949) es la fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Beata Virgen María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena.





Nació en Jericó (Colombia) el 26 de mayo de 1874 y falleció en la ciudad colombiana de Belencito-Medellín el 21 de octubre de 1949.

La religiosa, una maestra de escuela, defensora de los indígenas, escritora y mística, será la primera santa colombiana.

El milagro que la llevará a los altares se verificó en la persona de un médico de Antioquia que padecía un mal incurable y sanó de manera inexplicable para la ciencia tras encomendarse a la inminente santa.

La mexicana Anastasia Guadalupe García Zavala (1878-1963), que tomó el nombre de María Guadalupe, es la cofundadora de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.

La religiosa nació en Zapopán (México) el 27 de abril de 1878 y falleció en Guadalajara (México) el 24 de junio de 1963.

Conocida como la “madre Lupita”, vivió los duros años del anticlericalismo mexicano del siglo pasado, lo que le dio fuerzas para enseñar el Evangelio y dedicar su vida al cuidado de los enfermos, según destacan sus biógrafos.

De familia acomodada -su padre tenía una tienda de objetos religiosos frente a la basílica de Nuestra Señora de Zapopán- a Lupita no le faltaron pretendientes y a punto estuvo de casarse con 23 años.

Pero Lupita lo dejó todo al sentir la llamada de Jesús y decidió consagrarse a la vida religiosa para atender a los enfermos y a los pobres.

Ejerció como enfermera y se adaptó a una vida extremadamente sobria y en momentos de graves dificultades económicas para el hospital que regentaba no dudó en mendigar por las calles hasta solucionar los problemas para sustentar a los enfermos.

Le tocó vivir las primera décadas del siglo pasado, cuando la Iglesia católica fue perseguida en México. Desde 1911, tras la caída del presidente Porfirio Díaz, y hasta prácticamente 1936 la Iglesia fue perseguida por los revolucionarios Venustiano Carranza, Alvaro Obregón, Pancho Villa y sobre todo Plutarco Elías Calles en el período más sangriento de 1926 a 1929.

En estos años de persecución, la Madre Lupita arriesgando su vida y la de sus compañeras escondió en el hospital a algunos sacerdotes e incluso al arzobispo de Guadalajara Francisco Orozco y Jiménez.

No dudó en dar de comer y curar a los soldados que perseguían a la Iglesia y gracias a ellos esos militares no sólo no molestaban a la congregación sino que hasta defendían a las monjas, dedicadas al cuidado de los enfermos.

La Madre Lupita murió con fama de santidad el 24 de junio de 1963, a los 85 años.

Fundó once casas de la congregación repartidas por México. Actualmente las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres cuentan con 22 casas en México, Perú, Islandia, Grecia e Italia.

El milagro por su intercesión que la lleva a los altares se produjo en la persona del mexicano Abraham Arceo Higaresa, que padecía una pancreatitis en una de sus formas más grave y sanó de manera inexplicable para la ciencia.

Abraham Arceo estaba hospitalizado en un centro de la congregación y rezó a la Madre Lupita pidiendo que le ayudara. El hombre cuenta que percibió un aroma en la habitación y sintió un alivio físico.

EFE