Carlos Paparoni: El cambio que queremos

Luego de los resultados electorales que vivimos tanto el 7 de octubre como el pasado 16 de noviembre nuestro país, y en especial el sector democrático, se impregnó de un sentimiento fatalista de desesperanza y despecho. No tardo la búsqueda del culpable de aquellas derrotas y la principal señalada fue la M.U.D y sus organizaciones, personalmente no me considero un defensor de la misma, sino por el contrario, mi condición generacional e irreverencia me hace un crítico constante de esa alianza electoral en la cual se han aglomerado nuestros partidos políticos.

Sin embargo, cuando analizamos en frío los antecedentes que nos presenta la M.U.D, descubrimos que desde aquel 23 de enero en la que se conformó, hemos alcanzado más que victorias y derrotas, nos ha reunido a todos en su entorno, hemos ido avanzando progresivamente como una opción que ofrece el cambio, cambio basado en los resultados de programas sociales, nos ha transformado en la opción que reconoce sus aciertos y sus errores, nos ha hecho ir madurando, haciendo de ella una alternativa capaz de reconocer lo que ha tenido éxito tanto de este como de gobiernos anteriores; para encontrar nuevos caminos en la solución de los problemas que aún son materia pendiente para los venezolanos.

Esa es la M.U.D que tenemos, a la que debemos reconocerle sus logros pero también la que, hoy más que nunca, debe escuchar las críticas para lograr la transformación interna pendiente con todos.





No obstante para exigirle a la M.U.D debemos reconocer nuestra responsabilidad, entender como ciudadanos que nadie podrá sustituir nuestro esfuerzo y nadie podrá asegurarnos un papel en la transformación de Venezuela si nosotros no luchamos por él. No podemos pretender remplazar las responsabilidades de la M.U.D, pero tampoco pretendamos que ella desempeñe las funciones que sólo a nosotros nos corresponde desempeñar.

Como M.U.D, como partidos y como ciudadanos debemos ser conscientes que Venezuela ha cambiado y demanda un cambio en las prácticas políticas; ser creyentes y defensores de la democracia no garantiza nuestra legitimidad, la legitimidad debemos ganarla con propuestas, con acciones, con argumentos, entender que solo nuestra capacidad, nuestra propia iniciativa, nuestra presencia en la sociedad es lo que nos dará la fortaleza para encabezar la etapa de transformación y cambio para Venezuela.

El momento político pone a prueba nuestra capacidad para el cambio, pero es importante que no entendamos el cambio como el rechazo indiscriminado a los que otros hicieron, debemos entenderlo como la capacidad para aprender, para innovar, para superar las deficiencias y los obstáculos, nuestra fuerza será el cambio; si, el cambio, pero hagámoslo con responsabilidad, consolidando los avances reales que se alcanzaron en nuestra historia democrática y haciendo respetar nuestros valores, nuestra historia y nuestra cultura.

Dejamos atrás los tiempos cuando la lucha política era más importante a lo interno de los partidos, hoy tenemos un país polarizado y es a la sociedad a la que debemos acudir para convencerla, debemos dejar atrás las viejas prácticas de partidos que solo dialogaban consigo mismos, las de partidos que sus intereses internos y particulares estaban por encima del bienestar del ciudadano común, debemos admitir sin complejos que necesitamos transformar la política para cumplirle a los venezolanos, tenemos que romper con las prácticas que nos hicieron organizaciones rígidas, asumir los errores que hemos cometido y sentar bases para la innovación y cambio en lo interno de nuestras organizaciones, es tiempo de cambiar, de construir un nuevo equilibrio en la vida de nuestras militancias, es la hora del poder del ciudadano, es tiempo de las democracias internas.

Debemos ofrecer un cambio con rumbo y con responsabilidad, pero se equivocan los que venden que la salida a esta crisis a través de la transformación democrática exige la desaparición de los partidos, que aunque no han estado exentos de errores,  difícilmente se podría explicar la Venezuela contemporánea sin la participación de partidos como A.D, Copei, el MAS, la causa R y otros; se debe dejar atrás y derrotar al fantasma de la anti política con la participación activa, involucrándonos y protagonizando.

Venezuela no quiere aventuras políticas ni saltos al vacío, no quiere retrocesos, no quiere ineficacia, no quiere ni demagogias ni absolutismos, Venezuela quiere cambio, impulso, progreso y democracia, tenemos que evolucionar y entender que no hay futuro posible si no rescatamos el presente y nos reconciliamos con nuestro pasado.

Trascender de una alianza electoral y convertirnos en un pacto con una sola dirección estratégica y política, que nos represente a todos los demócratas pero que albergue las esperanzas de todos los venezolanos pareciera ser el nuevo reto de la M.U.D, en ella todas las esperanzas.

Mantengamos esta iniciativa, evolucionemos y continuemos la fuerza para luchar por las buenas causas, para hacer el camino hacia la paz, para responder ante las injusticias, aguantemos estos valores en estos duros tiempos de retos venideros, ese es el cambio que todos queremos.