Candidato canandiense a suceder a Benedicto XVI no es profeta en su tierra

Candidato canandiense a suceder a Benedicto XVI no es profeta en su tierra

(Foto Archivo)

El cardenal canadiense Marc Ouellet, un clérigo de línea conservadora, dominante en la Iglesia local, que dijo que convertirse en Papa “sería una pesadilla”, es considerado el candidato de América del Norte para suceder a Benedicto XVI, aunque para muchos no es un profeta en su tierra.

Ouellet, de 68 años, con fuertes conexiones con la Curia, el aparato administrativo de la Iglesia, es uno de los favoritos para suceder al Papa Benedicto XVI, quien anunció su renuncia el 11 de febrero.

Según las casas de apuestas británicas e irlandesas, Ouellet se ubicaría sólo por detrás de otros dos candidatos: el cardenal Peter Turkson de Ghana y el arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle, quien fue nombrado cardenal el año pasado a los 54 años a instancias del propio Ouellet.





El cardenal Oullet ha enfrentado fuertes críticas en su natal Quebec por promover las posiciones tradicionales de la Iglesia Católica sobre el matrimonio gay, el aborto y otros temas candentes, pero pocos creen que esto pueda disminuir sus posibilidades en el Vaticano.

Por otra parte, si alguno de los cardenales que se reunirán en el cónclave para elegir a un nuevo pontífice está buscando continuidad, Ouellet ha sido un asesor de confianza del saliente Benedicto XVI, con quien comparte una visión similar.

Ouellet, denominado “Cardenal de Hierro” por los medios de comunicación canadienses, podría ampliar la brecha entre conservadores y reformistas, según Gilles Routhier, director de la Facultad de Teología de la Universidad Laval en Quebec City.

Nacido el 8 de junio de 1944 en La Motte, Quebec, como uno de los ocho hijos de un director de escuela y su esposa, Ouellet estudió filosofía y teología antes de ser ordenado sacerdote en mayo de 1968 en su parroquia natal.

El joven cura rápidamente se destacó en las filas de la Iglesia, siendo consagrado obispo en 2001, y nombrado arzobispo personalmente por el papa Juan Pablo II el mismo año, junto con la tarea de supervisar a la Iglesia Católica canadiense.

Dos años más tarde fue designado cardenal.

Muchos pensaron que podría haber sucedido a Juan Pablo II en 2005, pero, como cardenal elector en el cónclave papal, según los informes, dio su apoyo al cardenal alemán Joseph Ratzinger, quien luego se convirtió en Benedicto XVI.

Ouellet es actualmente el prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.

Antes, como arzobispo de Quebec y primado de la Iglesia católica canadiense, instó a los legisladores canadienses a votar en contra de la legalización del matrimonio gay en 2005.

También provocó una tormenta de críticas de políticos y feministas por condenar enérgicamente el aborto, incluso cuando el embarazo sea resultado de una violación.

“Una mujer que ha sido violada ha vivido un trauma y necesita ser ayudada”, dijo entonces. “Pero debe hacerlo con respeto a la persona que está dentro de ella… Ya hay una víctima. ¿Hemos de tener otra?”.

Ouellet también defendió ferozmente a los sacerdotes contra la acusación de que cualquier persona que se opone al matrimonio entre homosexuales es “un intolerante, antigay y homofóbico”.

“Hay un ambiente (…) en el que ya no nos atrevemos a decir lo que pensamos o no nos atrevemos a enseñar”, dijo a una comisión del Senado canadiense. “Incluso en el púlpito nos sentimos amenazados al enseñar la moral sexual de la Iglesia”.

En 2007, en una concesión inesperada, Ouellet pidió perdón por los abusos sexuales y de discriminación cometidos por católicos.

Dos años más tarde, su hermano mayor, Paul, un artista, fue declarado culpable de agredir sexualmente a dos adolescentes en la década de 1980.

Ouellet también ha enfrentado una violenta reacción por denunciar lo que consideró un “fundamentalismo secular” o un “sesgo antirreligioso” en la sociedad de Quebec, y por defender la enseñanza religiosa en las escuelas públicas.

Quebec, otrora una provincia católica ortodoxa, ahora es sin duda la más secular de Canadá.

Aunque el 80% de los quebequenses se refieren a sí mismos como católicos, cientos de iglesias están casi vacías en las misas dominicales y los quebequenses son más propensos a entrar en una unión de hecho que a pasar por el altar.

Por eso, a pesar del apoyo que Ouellet pueda tener en el Vaticano, y de ser favorito en las apuestas, sus chances de convertirse en Papa pueden no ser tan claras.

De acuerdo con un editorial del diario La Presse de Montreal, “Quebec ha rechazado tan categóricamente a la Iglesia Católica que es difícil de imaginar un nuevo Papa, ni siquiera un oriundo del lugar, reactivando la fe”. AFP