Tamara Suju Roa: Atizando el odio

En días pasados escuchamos al Sr. Nicolás Maduró decir las siguientes palabras:  “Si ellos lograran algún día desestabilizar nuestro país y este pueblo bravío se arrecha y volviera como el 27 y 28 de febrero a las calles, iría por ellos, iría por ellos, por esa oligarquía. No tenemos ninguna duda. Ese pueblo iría arrecho en la calle a radicalizar aún más la revolución socialista, y nosotros iríamos con ustedes a la calle también, no lo dudamos ni un segundo”.  Esto lo dijo para achacarle a lo que  él  llamó la ” burguesía comercial”, una supuesta “guerra económica contra el pueblo”‘ tratando de explicar el desabastecimiento que existe actualmente en los mercados de alimentos.

El gobierno según el  Sr.Maduro, no tiene la culpa. El desabastecimiento según  él, no tiene que ver con la falta de producción nacional provocada por las expropiaciones, invasiones y apropiaciones de fundos, hatos y empresas de producción, que antes si abastecían el mercado nacional y que ahora, por ineficiencia, abandono e incapacidad de gerencia de sus nuevos dueños, no producen lo mismo o quizá hasta estén abandonadas, como es el caso de muchas tierras otrora productivas que hoy no son más que conucos. Tampoco debe tener que ver con la falta de aprobación a tiempo de las divisas necesarias  para el sector empresarial, que ya no saben como mantener su inventario y distribución.  Muchas de estas empresas no recibieron divisas en el último trimestre del año pasado, por lo que una vez agotado su stock en este primer trimestre del año,  tendrán que esperar, quizás mas de tres meses, previa aprobación de las divisas para la importación de su mercancía, el lapso de envió, el tiempo que llevan todos los  trámites engorrosos de aduana y distribución, para volver a colocar sus productos en el mercado.

La industria de repuestos automotriz, tiene varios años quejándose de la falta de divisas para traer repuestos.  La industria farmacéutica hizo un llamado de alerta sobre el posible desabastecimiento de sus productos, debido al retraso de las divisas para sus pedidos.  Y así están la mayoría de los sectores, pero el gobierno dice que la culpa “la tienen los otros”.





Ahora bien estimados lectores, debemos preguntarnos muy acuciosamente, porque estos funcionarios del gobierno, que tienen todo el poder, todo el control económico, el control de cambio y asignación de divisas, y gran cantidad de empresas y fincas que expropiaron y ahora controlan, le achacan a la empresa privada todos los males, y además, aprovechan para seguir instigando al odio entre venezolanos, diciéndonos que el “pueblo saldría a las calles e iría por ellos”.  Quisiera preguntarle a las representantes de la Defensoria del Pueblo y del Ministerio Público, ¿cómo se llama esto en su lenguaje jurídico? Porqué en el nuestro, esto es apología del delito, donde se instiga al odio entre compatriotas, causando zozobra y además, revolviendo los fantasmas del Caracazo, con todos las consecuencias que esto podría traer.

También dicen que ellos, o sea, los funcionarios del gobierno, saldrían a la calle a acompañar al “pueblo”, es decir, participarían en la anarquía y la apoyarían, sin poder explicarse la gran mayoría de los venezolanos decente de este país, sin distinción de su color político, ¿donde queda aquello del Estado como garante del orden y promotor del bienestar social, la seguridad y de la protección de los  Derechos  Humanos?  Más preocupante aún, ¿porqué insisten en polarizar más a la ya polarizada sociedad venezolana, mediante esta campaña divisionista y camorrera, intentando intimidar y amedrentar a la gente con espectáculos “masivos”  llenos de uniformes, gritos y señalamientos?. ¿Qué buscan?

Algunos podrían pensar que no es más que trapos rojos que lanzan para dárselas de valientes y tapar los cientos de asesinatos que están acabando con la juventud de Venezuela, la devaluación del Bolivar a pesar de que el gobierno mantiene el “control de cambio” que se supone controlaría todo lo referente a nuestra moneda,  la inflación que absorbe el sueldo de la gente común que ya no encuentra como estirar sus churupos, entre otras cosas, pero particularmente pienso que no, que este discurso violento y lleno de odio tiene propósitos ocultos.

Atizar el odio en estas circunstancias es una terrible irresponsabilidad.  Abrirle la puerta a la anarquía en un país donde parte de la población está armada y los cuerpos de seguridad del Estado han perdido el control, es soltar a los demonios.  Una vez sueltos, no los van a poder recoger.  Para finalizar quiero dejarles una frase del Papa Juan Pablo II: “La violencia jamás resuelve los conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas”