Diez obras de arte famosas echadas a perder por accidente

Un hombre, que hasta hoy no se ha atrevido a dar la cara, podría deber hasta 55 mil euros (casi un millón de pesos) por haberse tropezado justo donde no debía, pues dañó severamente una obra de Bernardi Roig, un artista que construyó Practices to suck the world, una escultura de fibra de vidrio en forma de humano que está parada y con la cabeza viendo hacia el techo, las manos en la espalda y con un pierna fluorescente, que se encuentra expuesta en la galería Mar Estrella, dentro de la Feria Internacional de Arte de Madrid (Arco), reseña el portal de10.com.mx.

A continuación, otras obras famosas que también han sido afectadas por accidente:





El Ecce Homo; una pintura que Cecilia Giménez, una mujer de 80 años que trató de arreglarlo como un acto de benevolencia para su iglesia, y terminó convirtiendo la pintura en un tema internacional de burlas, pues la destruyó al no conocer sobre trabajo de restauración.

En 1914, la sufragista Mary Richardson se dirigió a la National Gallery de Londres con un cuchillo que utilizó para cortar en siete pedazos la espalda de “La venus del espejo” de Diego Velázquez.

La Pieta de Miguel  Ángel, una de las más grandes atracciones de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, que 1972 recibió la furia de un hombre que llegó gritando “Yo soy Jesucristo” y la golpeó con un martillo rompiéndola en pedazos, los cuales fueron recogidos por la gente. La escultura fue reparada y puesta tras un cristal.

Este no fue un descuido, sino un deseo. El japonés multimillonario Ryoei Saito, compró un cuadro de Van Gohg llamado “Retrato de Dr. Gachet” por 82.5 millones de dólares, lo que significó un récord mundial.

El problema fue que el acaudalado hombre decidió que cuando muriera quería que el cuadro fuera quemado con él. Al parecer su deseo se llevó a cabo, pues en cuanto murió, no se supo más de la obra.

La polémica “Fountain” de Marcel Duchamp es una obra más que ha sido objeto de varios atentados. Vale alrededor de 3.6 millones de dólares. En el año 2006, fue golpeada con un martillo por un artista de 76 años, quien años antes orinó en la pieza cuando fue expuesta en Nimes, Francia.

A unos trabajadores no les importó quién era el autor de una pintura hecha con esténcil que estaba en la pared donde trabajaban, que de hecho era de las últimas obras que quedaban del artista en Melbourne, Australia, y la destruyeron para instalar tubería. Lo que no sabían es que la obra costaba 50 mil dólares.