Los aciertos y desaciertos del acuerdo de paz en Colombia

Los aciertos y desaciertos del acuerdo de paz en Colombia

Foto: Reuters

El gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC han logrado “avances” en el diálogo de paz de La Habana, pero persisten algunas “dificultades” y continúan los choques armados en ese país, dijeron este viernes ambas partes al iniciar un receso de nueve días.

“Continúan los avances dentro del primer punto de la agenda” (el tema agrario), dijo el jefe de la delegación del gobierno, Humberto de la Calle, al culminar este ciclo en las pláticas, iniciadas el 19 de noviembre, que buscan poner fin a un conflicto armado de casi medio siglo.

“Terminamos este ciclo de conversaciones con avances, que hablan bien de nuestra voluntad de paz, a pesar de las infundadas afirmaciones del presidente Juan Manuel Santos”, dijo por su parte el jefe negociador de las FARC, Iván Márquez.





“Estamos construyendo un acuerdo que se aproxima hoy a unas cinco cuartillas (…). Nunca antes un proceso de paz había avanzado tanto” en Colombia, añadió Márquez, aunque afirmó que “siempre hay dificultades, intentamos superarlas”.

De la Calle expresó que “con las FARC hemos pasado de las aproximaciones a los acuerdos alrededor de un proceso de desarrollo rural profundo, el cual también hace parte de los propósitos centrales del gobierno”.

Dijo que “en particular se ha avanzado en el diseño de programas e instrumentos de recuperación de tierras en manos de ilegales y acceso por parte de los campesinos que carecen de ellas o que la poseen de manera insuficiente”.

Además, indicó “se ha abordado la necesidad de actualizar el catastro rural y de crear incentivos para una mejor utilización del suelo” en las conversaciones de paz en el Palacio de Convenciones de La Habana, que se reanudarán el 11 de marzo.

De la Calle reiteró que el Ejército y la Policía mantendrán sus operaciones contra las comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La guerrilla ha invitado infructuosamente a Santos a aceptar un alto al fuego bilateral, al terminar una tregua unilateral de dos meses, el 20 de enero.

“Esto es duro, sabemos que algunos se confunden, mantener las operaciones (militares) es una muestra de la fortaleza del Estado, no de debilidad”, expresó antes de viajar a Bogotá para informar a Santos.

Indicó que “estamos en un momento clave de los diálogos, donde se requieren resultados, esto es acuerdos en el tema agrario que nos permitan continuar con la discusión de los otros puntos de la agenda”.

Las pláticas, desarrolladas en medio de acusaciones mutuas mientras sigue el enfrentamiento armado, parecen navegar por aguas turbulentas, a un año de las elecciones presidenciales en Colombia.

Sin embargo, De la Calle destacó que las FARC están dispuestas a dar la cara ante sus víctimas y a convertirse en una fuerza política.

“La delegación del gobierno quiere resaltar las manifestaciones de los voceros de las FARC de que darán la cara a sus víctimas. En ese tránsito de la vía armada a la legalidad, que esperamos ocurra, es fundamental reconocer y resarcir el daño causado”, dijo.

“También valoramos la manifestación de que están dispuestos a transformarse en una fuerza política. Allá esperamos llegar con estos acuerdos, a un escenario donde pactemos el fin del conflicto”, añadió.

Márquez admitió que su delegación está dispuesta a hablar sobre las víctimas de la guerrilla, “pero aclarando previamente que nosotros no proyectamos acciones contra la población civil”.

“Las víctimas son víctimas del conflicto y en esto de las víctimas el Estado tiene responsabilidad por acción u omisión”, expresó.

El dirigente calificó como “infundadas” las palabras de Santos el 20 de febrero, cuando acusó a las FARC de ser uno de los grandes despojadores de tierras a los campesinos.

El conflicto armado de Colombia, en el que han intervenido también otras guerrillas de izquierda, grupos paramilitares de derecha y organizaciones del narcotráfico, ha dejado en medio siglo unos 600.000 muertos, 15.000 desaparecidos y más de 3,5 millones de desplazados.

AFP