Se necesitó un estado de enamoramiento agudo para que Chávez se prendara de la medicina cubiche. No le sirvió de escarmiento tanto equívoco, tanta charlatanería sin máscara, un dolor referido a una rodilla y un taimado tumor pelviano, es decir, un dolor que no estaba en la rodilla, el drenaje de un “absceso” que no era absceso con biopsias sin tino, tomadas en sitios no aptos, y a cuatro cirugías fallidas conducidas por mamelucos, siguieron sufrimiento, infección e insuficiencia respiratoria aguda, ventilación artificial,traqueostomía… todo arrastrándose en una pesada cadena de actosiatrogénicos -inducidos por los médicos- durante más de 2 meses y el sujeto embarbascado que no cambia de médico…
Los demócratas deberíamos decretar cero tolerancia cubana; váyanse a Varadero, si es que les permiten pasar; váyanse con su prepotencia y su medicina primitiva donde no se privilegia el examen ni la historia clínica, aprendan algo de la medicina venezolana forjada en libertad.