Venezuela sigue dividida tras la muerte de Chávez

Venezuela sigue dividida tras la muerte de Chávez

AFP

Bajo un cartel de tres pisos de altura con la leyenda “Todos ustedes son Chávez”, José Rafael Hernández se puso en cuclillas para dibujar en la pared con pintura en aerosol un corazón negro con la frase “Y larga vida a Chávez”.

La semana pasada, él y sus tres acompañantes pintaron sobre unos 20 muros del barrio pobre 23 de Enero, donde el apoyo al fallecido presidente Hugo Chávez, su “Comandante”, se mantiene firme a pesar de su deceso el 5 de marzo.

Varias decenas más de grupos de grafiteros también han estado trabajando, mostrando su lealtad con lemas y grafitis plasmados en un sinnúmero de accesos y pasillos.





“Así mantenemos vivo a Chávez”, dijo Jorge Luis Gonzales, un contador del banco estatal que supervisa al grupo de Hernández que realiza las pintas. “Esto seguirá porque vienen las elecciones y el comandante necesita una gran sorpresa. La oposición tiene a sus propios grafiteros y nosotros tenemos a los nuestros”.

A casi una semana del deceso de Chávez, los venezolanos no han mostrado señales de estar dispuestos a bajar la temperatura de su encendida retórica. De hecho, la obsesión nacional con la política sólo se ha intensificado mientras la gente se prepara para las elecciones de 14 de abril, en las que el vicepresidente y sucesor designado por Chávez, Nicolás Maduro, se enfrentará con el candidato opositor Henrique Capriles.

Más de una década de guerra política de Chávez y su legado socialista están en todas partes de la capital, desde los murales hasta los anuncios espectaculares, e incluso las camisas y gorras que usa la gente en las caóticas calles.

En la mitad este de Caracas, que desde hace mucho tiempo es considerada un bastión de la oposición, hubo fuegos artificiales y sonaron las bocinas de los vehículos en los vecindarios el domingo después de que Capriles anunció su candidatura y acusó a Maduro de utilizar la muerte de Chávez para obtener ganancia política.

Atrás de una casucha en el vecindario de Márquez, un mural con llamas anaranjadas y amarillas promete “¡Algo diferente!” mientras el juvenil rostro de Capriles está dibujado en ésta y las calles de alrededor. Notablemente, las imágenes de Chávez están ausentes.

“Estoy pensando que habrá continuidad por tres años más o menos y después viene la democracia real”, opinó el empresario José Garnica mientras leía el periódico en la banca de un parque.

Agregó que el gobierno incautó un edificio de apartamentos que tenía en el centro de la ciudad para dar albergue a familias pobres y sólo le ofreció una miseria por él. Dijo que todavía está peleando para recibir una compensación completa.

“Esta población está entre 50 y 50 el gobierno ha engañado a muchos de los pobres de aquí. Lo que necesitamos es un cambio de gobierno, no un gobierno socialista, sino uno democrático”, indicó Garnica.

Para José Escobar, el plan para el futuro debería ser exactamente más Chávez. Vestido con el característico rojo del presidente, Escobar estaba bebiendo cerveza con otros chavistas en una plaza repleta de imágenes del fallecido mandatario, a pesar de que había una prohibición para consumir alcohol en público durante los siete días de luto nacional.

“¡Viviremos y venceremos!”, prometió Escobar, haciendo eco a una frase utilizada frecuentemente por Chávez durante su batalla por el cáncer. “Todos los programas sociales deben seguir”.

Para estar seguro, el gobierno ha trabajado duro para mantener alta la fiebre política con mítines para apoyar la candidatura de Maduro.

El artista del grafiti Reynaldo Rodríguez, quien estaba ayudando a Gonzales, dijo que recibió pintura y otros materiales directamente de un coronel del ejército para pintar frases a favor de Chávez por todo el barrio, en violación a una prohibición constitucional que impide al ejército involucrarse en política.

Carteles que manifiestan lealtad a Chávez cuelgan de decenas de torres de viviendas y edificios del gobierno, mientras que la exhibición del cadáver embalsamado del presidente en la academia militar se ha convertido en una celebración llena de grupos de música regional y miles de simpatizantes llorosos.

“El gobierno ha sido muy claro y directo de que la estrategia de los medios de comunicación es extremadamente importante”, dijo David Smilde, experto en Venezuela en el centro de análisis Washington Office on Latin America. “La exposición a Chávez ha sido espectacular, tratando de mantener ese sentido de ser omnipresente”.

Sin embargo, no todo promete una batalla eterna.

La bandera amarilla, roja y azul ha ondea a media asta en toda la capital, desde mástiles improvisados en refugios de ladrillo de barrios pobres y chavistas, hasta en los jardines bien podados en edificios de apartamentos de clase media en distritos donde domina la oposición.

Algunos venezolanos dicen estar cansados de todos los ataques y contrataques, mientras que otros que han pasado años criticando a Chávez lamentan su deceso.

En un pequeño salón poco iluminado en el vecindario de clase trabajadora de San Juan, las chavistas Elle Coba y Darly Gómez bromeaban con Joanna Machado, una maestra desempleada, a pesar de que ella no escatimaba palabras sobre su disgusto con Chávez.

Coba se reía de los programas de alimentación, escuelas y vivienda gratuitos que Chávez lanzó por todo el país. En el brazo traía puesto un brazalete y varias bandas elásticas en el cabello con los colores de la bandera en honor a su Comandante.

Gómez se unió a los halagos, aunque ella optó por unos pantalones de elastano negro con anaranjado.

“Todos los gobiernos tienen sus errores, pero Chávez ha intentado mejorar nuestras vidas. Ha contribuido y hecho cosas que nuestro país nunca ha hecho antes”.

Luego, Machado dijo: “No soy una partidaria de sus políticas, que han usado muchas veces para mantenerse en poder. No han hecho nada sobre trabajo, que todo el mundo necesita. Tenemos tantos problemas que deben ser resueltos”.

Coba bromeó con ambas mujeres. “Ojalá no existan peleas y todo el mundo respete la ideología de los otros. Pobres, ricos, somos todos juntos”.

AP