Gerver Torres: El Socialismo del Siglo XXI, que nunca tuvo teoría, se quedó ahora sin líder

Hugo Chavez murió sin llegar a ver nunca los planos de lo que supuestamente estaba construyendo.  Los arquitectos del Socialismo del Siglo XXI, los teóricos de la revolución bolivariana no hicieron nunca su tarea. Nunca presentaron ni siquiera unos bocetos de la sociedad y de la economía a la cual nos quería llevar el comandante. Interminables preguntas y dilemas quedaron y siguen sin respuesta.  ¿Cómo es que se construye el socialismo en una economía petrolera? ¿Cómo es que estamos construyendo una economía socialista si nos estamos haciendo cada vez más dependiente del petróleo? ¿Cuáles son finalmente las nuevas formas de organizar la producción? ¿Dónde están las empresas de producción social? ¿Cuál es el papel del sector privado en la economía? ¿Cómo es que una economía crecientemente socialista se integra a zonas de libre comercio capitalista como Mercosur? ¿Qué papel se le permite jugar a la oposición política en un régimen socialista? Para ser justos, si hubieran intentado darle respuesta a esas preguntas tampoco lo hubiesen logrado.  El socialismo es un modelo inviable de sociedad si se pretende que la gente tenga bienestar y libertad. Desde los tiempos de Carlos Marx, ni siquiera en el papel se pudieron resolver  las enormes contradicciones del modelo.

Claro está que  muy probablemente la razón fundamental por la que Chavez abrazó la causa del socialismo en medio de su periplo por el gobierno fue porque esa causa le era perfectamente funcional a su deseo de mantenerse indefinidamente en el poder.  Dado que construir el socialismo es una tarea de décadas, entonces,  a quien emprenda esa tarea se le debe permitir mantenerse en el  poder para siempre. Sin embargo, a partir de un momento la realidad comienza a pasar facturas y el líder entonces espera que el modelo de alguna manera funcione.  El ingeniero audaz e impaciente arranca la construcción  si los arquitectos no se presentan nunca con los planos; pero llega un momento de la  ejecución de la obra en la que ésta se paraliza o colapsa en virtud de su insostenibilidad.

Hugo Chavez se las ingenió para funcionar gracias a su extraordinario carisma y a los enormes recursos con los cuales contó y a los colchones que tenía la economía  venezolana y que se fue progresivamente comiendo.  Construyó un costosísimo adefesio, inviable e inservible. Se fue justo cuando todo aquello comenzaba  a colapsar. Cualquiera pudiera decir que tuvo muchísima suerte con el momento en que le correspondió morir. Casi que justo a tiempo.





Ahora, no solo no hay teoría. Tampoco hay  líder. No están los arquitectos. Tampoco el ingeniero. Además, desapareció  la abundancia de recursos que hubo en los comienzos de esta aventura.  Allí queda  Nicolás Maduro, quien como él mismo lo ha dicho, no estaba preparado ni deseando lo que venía.  Allí está, solo, al frente de la gran estafa, sin la magia  ni los recursos que tenía su antiguo jefe y sin ninguna teoría que lo oriente.

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