La “misión vivienda” de los cubanos (Fotos)

La “misión vivienda” de los cubanos (Fotos)

Renaldo Belén intenta debajo de un árbol vender una casa a un posible comprador en la histórica avenida del Paseo del Prado de La Habana, donde en un mercado informal de vivienda se promueven hogares en oferta con carteles escritos a mano, reseña Reuters.

La casa, que está cerca de Boyeros, la avenida que va al aeropuerto de la ciudad, se ofrece por el equivalente de 120.000 dólares estadounidenses, con todas las comodidades.

“La casa está bella, con cuatro dormitorios, piscina con bar y una fuente que en la parte superior tiene la cabeza de un león. Mire, el agua sale por la boca del león”, dice Belén, mostrando fotos de la escultura.





Belén, que hace una pausa en la conversación para darle dramatismo, es uno de los muchos vendedores o “corredores” que trabajan en el mercado inmobiliario y ofrece lo que espera sea un argumento decisivo.

“En este lugar (la casa) no hay que hacer nada. Es de construcción capitalista”, dijo, en alusión a la vivienda que se construyó antes de la revolución cubana de 1959 y por tanto considera es de calidad superior.

“Capitalista” ha sido una palabra oscura en el último medio siglo en Cuba, por lo que la descripción tal vez ponga los nervios de punta a los funcionarios cubanos, pero su uso generalizado es una señal de que los tiempos cambian.

En la isla caribeña, el presidente Raúl Castro ha flexibilizado las cosas en su intento por modernizar la economía del país, pero preservando el sistema socialista establecido por su hermano mayor, Fidel Castro.

Venta de casas reemplaza al intercambio

En noviembre del 2011, el Gobierno cubano permitió la compra y venta de viviendas por primera vez desde los primeros años de la revolución, abriendo el camino a un mercado inmobiliario que se ha convertido en un ejercicio de capitalismo descarnado.

Antes, los cubanos sólo podían intercambiar viviendas, lo que se conoce como “permutas”.

Los carteles de “se vende” son ahora algo común en las casas y departamentos de todo el país, donde más de 100.000 propiedades se publican para vender en los sitios en internet; incluso la televisión local dedica a diario parte de un programa a ventas promovidas por los televidentes.

Según el Gobierno, unas 45.000 viviendas hasta septiembre de 2012 habían cambiado de propietarios en los primeros ocho meses del año, en parte, mediante las ventas, pero principalmente a través de “donaciones”.

Los cubanos, acostumbrados a encontrar formas para burlar las reglas del Gobierno, buscan efectuar ventas disfrazadas de donaciones para paliar los pagos por las transacciones y los impuestos.

El nuevo mercado, a pesar de su aparente vitalidad, está lastrado por varios problemas aún sin solucionar. El principal es que muchas personas están tratando de vender y pocos cubanos, que reciben beneficios sociales, pero ganan como promedio 19 dólares al mes, tienen dinero para las compras.

“Con la nueva ley se puede vender su casa, pero no hay dinero, no hay quien compre. Hay más oferta que demanda”, dijo el economista jubilado y profesor de matemáticas Raúl Cruz, quien ha tenido en el mercado su apartamento del Vedado desde hace cinco meses en venta.

Un estudio de un grupo con sede en Miami encontró que los precios de las ventas de las casas en Cuba oscilan entre el equivalente de 5.000 dólares estadounidenses a un millón, con un promedio de 25.000 a 40.000 dólares.

Cuba tiene dos monedas en circulación, el peso (moneda nacional) y el peso convertible. Este último se usa en la mayoría de las transacciones de viviendas y está en paridad con el dólar de Estados Unidos.

La Habana fue considerada una vez como una joya arquitectónica con una mezcla ecléctica de casas de estilo colonial y construcciones modernas Art Deco, pero gran parte de la ciudad fuera del área turística de la Habana Vieja se encuentra en estado de deterioro tras décadas de abandono y la corrosión por la humedad, el viento y el salitre del mar.

¿Compradores extranjeros?

Lo que se ha desarrollado en Cuba es un mercado de dos niveles, dicen los “corredores” del Paseo del Prado, con la mayoría de los cubanos comprando casas más pequeñas entre 5.000 y 10.000 dólares, mientras que los extranjeros con conexiones cubanas compran las propiedades más costosas.

Un diseñador gráfico que dijo llamarse Pepín, de 60 años, que no quiso revelar su nombre completo, ha estado tratando durante seis meses de vender su centenaria casa en el Vedado de dos pisos y pintada de azul en 130.000 dólares.

Hasta el momento casi todos los que han visto su casa son extranjeros o cubanos con familia en el exterior que proporciona el dinero, según dijo, y todos han tratado de negociar un precio más bajo.

“Un chino, por ejemplo, me ofreció 80.000, pero no estoy desesperado ni nada. Si me da lo que quiero bien, si no me quedo”, dijo Pepín relajado en una silla en la terraza de su casa.

Por la ley cubana, el mercado está abierto sólo a los cubanos residentes en la isla o a los que viven temporalmente en el extranjero. Pero los extranjeros, incluidos los cubanos que viven en Estados Unidos o en otros países, están comprando propiedades a nombre de sus esposas, familiares o amigos.

Empresas con oficinas en el extranjero han surgido para atender a los compradores, publicar fotografías y descripciones de las propiedades a través de internet. Los intentos para hablar con ellos, Point2Cuba, quedaron sin respuesta.

Las razones para las compras de los extranjeros son variadas, dijo Emilio Morales, presidente de Havana Consulting Group en Miami.

“He oído hablar de personas que están comprando casas y convertirlas en empresas. Algunos están buscando inversión, otros lo hacen por su familia (en Cuba)”, dijo.

El Gobierno cubano ha sentado las bases para permitir que los extranjeros compren propiedades en la isla, pero solamente en urbanizaciones de lujo cuya aprobación está pendiente desde hace años.

Si el Gobierno abriera el mercado inmobiliario a los extranjeros podría inyectar miles de millones de dólares a la economía cubana que actualmente sufre problemas de liquidez, dijo Morales.

Buscando gangas

La información sobre los precios de las casas es poco precisa, pero la percepción general de los cubanos es que los precios iniciales eran altos y han bajado un poco.

La mayoría culpa de la caída a los problemas de oferta y demanda, mientras otros cubanos señalan con el dedo la reforma de Raúl Castro a una ley migratoria que flexibiliza los viajes de entrada y salida del país que entró en vigor el 14 de enero, y hace más fácil viajar al extranjero.

“Los precios han caído ahora porque hay un mayor incentivo después de enero 14 a vender y abandonar el país. Lo que quiere decir es que la gente tiene prisa y quiere vender rápidamente”, dijo Roberto Pérez, que está tratando de vender su casa de dos pisos cerca del mar en el distrito Playa, en La Habana, por un valor de 200.000 dólares.

Los precios dependen de la necesidad del vendedor. “Alguien que ya tiene la salida y una casa que vale 60.000 (dólares) la vende finalmente en 30.000 (dólares)”, dijo el corredor Belén, en el Paseo del Prado.

La venta está siendo impulsada por los cubanos que quieren aprovechar el único activo importante para la mayoría de ellos.

Una de las peculiaridades del comunismo en Cuba es que a pesar de que el Estado es propietario de prácticamente todo, la gran mayoría de los 3,2 millones de hogares del país son propiedad de las personas que viven en ellos.

“Esta es una de las cosas que dan longevidad a la Revolución. Ellos tienen algo que la mayoría de las personas en América Latina no tienen y desean”, dijo el abogado de Miami Antonio Zamora, un cubano-estadounidense que visita la isla con frecuencia.

Mientras que algunos vendedores quieren vender para poder salir del país, muchos simplemente quieren el dinero para poder vivir mejor en Cuba. La mayoría de los cubanos dijo que usaría parte del dinero para comprar una vivienda más pequeña y luego vivir de la renta o usarla para un negocio privado.

La necesidad y los bajos niveles económicos en la isla han creado algunas ofertas increíbles para las gentes acostumbradas a pagar altos precios por las viviendas en otras naciones.

Una mujer, que no quiso revelar su nombre o la ubicación de su residencia, dijo que había vendido recientemente un “penthouse” con seis habitaciones y vista al mar que compartía con varios familiares en 130.000 dólares. El comprador es de origen europeo con cónyuge cubano.

“Sé que va a valer mucho más en 10 años pero todos en la familia quisieron el dinero ya. Durante la mudanza, un hombre vino corriendo y me dijo me daría 50.000 más que el precio de la venta. Pero ya habíamos firmado el contrato”, dijo con tristeza.

Zamora, el abogado de Miami, pronosticó que Cuba algún día sería un gran mercado para los jubilados cubano-estadounidenses.

“Esto va a ser enorme”, dijo al señalar que Cuba tiene bajos índices de delincuencia y bajos costos de salud, así como buenas conexiones aeroportuarias hacia Estados Unidos y una industria de transferencia de dinero bien desarrollada para las remesas.

“750 dólares de seguridad social en Estados Unidos es nada aquí en Miami, pero puede alcanzar para mucho en Cuba”, dijo.

Reuters