Américo Martín: Mentiras

En España invertebrada, escrita en 1921 por Ortega y Gasset, se explica por qué los políticos tienen tan mala prensa. La nuez del argumento es perfecta. Los dictadores se imponen a la fuerza y de ahí su reputación de firmeza pues no transan con el enemigo, mientras que los políticos les sonríen a quienes demolieron días antes. Ortega debió inspirarse en el dictador Primo de Rivera. En Iberoamérica se hubiera sentido colmado por la hilera de autócratas que calzan en su reflexión. Pero la Humanidad debe mucho más a las transacciones de los políticos que a las dictaduras, revolucionarias o no. Kissinger y Le Duc Tho recibieron el Premio Nobel no por dirigir la guerra sino por negociar la paz. Se sonrieron, comieron y hasta se echarían tragos, pero finiquitaron la monstruosa guerra de Vietnam.

Se expande la sensación de que Chávez vive dificultades apabullantes en tanto que la oposición gana respetabilidad internacional y popularidad nacional. Desde que ratificó el camino pacífico-electoral no ha cesado ésta de crecer, densificarse en los sectores populares y consolidar una mayoría, ya visible en las parlamentarias del 26 de septiembre.

¿De no ser favorecido por el voto, entregará Chávez el poder? Otra pregunta de la misma familia: ¿Qué sentido tiene dialogar con quien hace poco proclamó que trituraría a la oposición? Más importante que librarse a disparar conjeturas sobre la resabida insinceridad gubernamental. es lo que estamos viendo: la prometida radicalización se empantana. ¿Se abre el puño oficialista? Excelente, sería auspicioso. ¿Es puro cuento?: con su pan que se lo coma y pague por ello. La naturaleza de la disidencia es la libertad y el diálogo. No hay razón para que sus dudas sobre el gobierno paralicen su política. Si aquel propone un diálogo con la MUD habrá que responder con temas como la inseguridad y los presos políticos. En la hipótesis muy difícil de que hubiera resultados ganaría el país y sería premiada la perseverancia disidente.





Los escépticos dicen: “El gobierno da un paso atrás y cinco adelante”. El paso atrás lo aprecian todos, los cinco adelante, nadie. No es tampoco un paso, son muchos, desde las improductivas expropiaciones hasta la autonomía de las Universidades y el recorte de la Ley Habilitante. En fin, la rimbombante radicalización encontró demasiadas resistencias, en la tormenta de una crisis perceptible: todos en la OPEP crecieron menos Venezuela, cuyo registro fue de menos 1.9% además de obtener medalla de oro en inflación por tercer año consecutivo. La destrucción de capacidad industrial y agrícola nos redujo a la condición de monoexportadores y plurimportadores.

Venezuela hierve de protestas sociales. La más reciente, el alzamiento de las juntas parroquiales contra la destrucción del tejido histórico que dio origen a parroquias, municipios, alcaldías y gobernaciones. Quieren sustituir la geopolítica real por la quimera que una acémila sembró en la cabeza del presidente. Menciono expresamente este movimiento, en su mayoría de chavistas enardecidos porque desde hace años la geógrafa venezolana Rosa Estaba viene estudiando con profundidad lo que resultaría de liquidar aquello que la historia creó, y la misión imposible de montar una estructura artificial de “comunas”, aunque Chávez patalee y se tire al suelo. Si la disidencia meditara sobre los hallazgos de Rosa, apreciaría mejor el abismo abierto ante la nariz del descocado “proceso revolucionario”.

¿Será que el hombre necesita un respiro? Ni Chávez lo sabe, pero la disidencia –a Dios rogando y con el mazo dando– debe aprovechar todos los espacios si quiere encontrar vestigios de país cuando le toque gobernar.

 

@AmericoMartin