Bachelet, la presidenta inesperada que barrió los prejuicios

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Cuando Michelle Bachelet se convirtió en la primera mujer en llegar a la Presidencia de Chile, resumió en una frase la incredulidad que rodeó su triunfo: “Quien lo hubiera pensado, amigos y amigas, que Chile elegiría como presidente a una mujer”.

Ante una multitud, con miles de mujeres que se cruzaron igual que ella por primera vez una banda presidencial, Bachelet derrumbó en una noche de 2006 los prejuicios de una sociedad conservadora.

Víctima de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), separada, madre de tres hijos de padres diferentes y declarada agnóstica, Bachelet solía decir que reunía todos los pecados capitales.





“Yo reunía todos los pecados capitales juntos: socialista, hija de mi padre, separada, no religiosa”, dijo Bachelet, en una biografía escrita por las periodistas Elizabeth Subercaseaux y Malú Sierra en 2005.

Pero casi sin proponérselo, impulsada por una gigantesca popularidad de la mano de un carisma innato, Bachelet se impuso, primero, a las candidaturas más tradicionales al interior de la Concertación, la coalición de centro-izquierda que integra el Partido Socialista donde ella milita.

Y, luego, en segunda vuelta, venció al empresario derechista Sebastián Piñera. Con el 53% de los votos, el 11 de marzo de 2006, Bachelet se convirtió en la primera mujer presidenta en la historia de Chile y la sexta en América Latina.

Este miércoles, Bachelet, de 61 años, regresó a Chile desde Nueva York, donde permaneció los últimos tres años al frente de la oficina ONU-Mujer, y por la noche debe comunicar su decisión de volver a postularse en las elecciones del 17 de noviembre, para las cuales es favorita.

Pero antes de convertirse en figura central de la política chilena, Bachelet recorrió un largo trecho.

Hija del piloto de la Fuerza Aérea, Alberto Bachelet, y de la licenciada en arqueología, Angela Jeria, viajó por Chile durante su infancia al ritmo de las distintas asignaciones militares de su padre.

En 1970 inició sus estudios de medicina y entró a la Juventud Socialista.

Pero su carrera se vio truncada el 11 de septiembre de 1973 tras el golpe de Estado que instaló la dictadura de Augusto Pinochet y derrocó al socialista Salvador Allende.

Su padre, que había permanecido leal a Allende, fue arrestado y murió seis meses más tarde, a los 51 años, debilitado por las torturas a las que fue sometido.

Bachelet y su madre fueron también detenidas en el centro de torturas Villa Grimaldi, donde habrían sido torturadas. Públicamente, ella nunca ha ahondado en este tema.

Tras ser arrestada, Bachelet y su madre se exiliaron en Australia. Luego ella se fue a Alemania Oriental a continuar sus estudios de medicina.

Regresó a Chile en 1979 y se tituló como cirujana, pero fue rechazada en el sistema público de salud “por razones políticas”.

Durante esos años aprovechó para especializarse en pediatría y salud pública, y en paralelo, trabajó para una ONG que apoyaba a hijos de víctimas de la dictadura.

Con la llegada de la democracia, en 1990, al fin pudo ingresar al servicio público: se integró a la Comisión Nacional del Sida e inició una carrera como asesora del Ministerio de Salud.

De 1996 data su primera incursión en política. Se presentó como candidata a alcaldesa de la comuna de Las Condes de Santiago, pero cayó derrotada tras conseguir un escaso 2,35% de los votos.

En 2000, bajo el gobierno del socialista Ricardo Lagos, fue nombrada ministra de Salud. Dos años más tarde pasó a la cartera de Defensa, convirtiéndose en la primera mujer ministra de Defensa en América Latina.

Desde ese lugar su popularidad despega.

Sus cuatro años de gobierno son recordados fundamentalmente por la instauración de una pensión básica universal y el complicado arranque de un nuevo sistema de transporte público en Santiago.

Un terremoto de 8,8 grados, seguido de un tsunami, que dejó más de 500 muertos, le puso un tinte trágico al final de su mandato.

Impedida por ley de disputar la reelección inmediata, Bachelet le entregó el cargo en 2010 a su antiguo contendor, el empresario Sebastián Piñera, ataviada con un récord de popularidad del 84% que le abría la puerta para competir por el próximo período.

Y aunque seis meses después de dejar la Presidencia, Bachelet asumió como la primera directora de la agencia ONU-Mujer y se radicó en Nueva York, siguió siendo protagonista de la política chilena.

Desde hace meses, figura como favorita para ganar las elecciones del 17 de noviembre, incluso en primera vuelta. AFP