Colapsaron calabozos del Cicpc-El Rosal

El Departamento de Aprehensión de la policía judicial está al borde de una nueva crisis de hacinamiento como la que ocasionó la muerte de tres personas en marzo de 2011.

La semana pasada el director de esa unidad, comisario jefe Carlos Chirinos, anunció por radio a los demás despachos policiales que la instalación no recibiría a más detenidos en calidad de depósito, “por cuanto la misma presenta hacinamiento”.

JAVIER IGNACIO MAYORCA / El Nacional





Para ese momento más de 250 personas se encontraban allí, no obstante haber sido presentadas ante los juzgados de control. El problema, indicaron fuentes policiales, es que el Ministerio del Servicio Penitenciario no asigna los cupos en las cárceles que sirven al área metropolitana debido, en parte, a que esas instalaciones también están sobrepobladas.

El Ministerio Público inspeccionó la semana pasada la vivienda en la que está el Departamento de Aprehensiones y concluyó que allí no cabe un preso más. Como no se puede llevar más detenidos a El Rosal, se han habilitado sitios en varias unidades de la policía judicial ubicadas en el área metropolitana.

Hasta el domingo permanecían 110 personas detenidas en lugares no aptos para este fin. Por ejemplo, en la División contra la Extorsión y el Secuestro había 10 presos; en el Eje Este de Homicidios otros 20. En la sede del Cicpc, en Montalbán, permanecían 6, y 10 en las oficinas de la Unidad contra Bandas.

Viaje al interior. Ayer en la mañana se hicieron 10 traslados desde el Cicpc El Rosal a las cárceles de San Juan de los Morros y Tocuyito. Se trata de hombres procesados en juzgados de Caracas.

Varios familiares se apostaron desde temprano en la calle El Retiro, en El Rosal, para entregar alimentos y agua a los detenidos, y verificar si los van a trasladar.

En el lugar hay personas que fueron capturadas hace tres semanas y que luego de permanecer en alguna de las subdelegaciones fueron llevadas hasta allí.

En las celdas no hay agua. Los detenidos deben turnarse para dormir, pues de otra forma no tienen espacio para acostarse. En cada espacio hay hasta 60 personas, excepto en la única celda para mujeres en la que permanecen 20. El calor y la humedad son agobiantes.

“Así será la cosa que mi hijo ha pedido que lo llevan adonde sea. No quiere estar allí”, señaló una visitante cuando se disponía a entregar alimentos y agua.

En el caso de las mujeres se informó que los traslados al Instituto Nacional de Orientación Femenina en Los Teques fueron suspendidos hasta después de Semana Santa.

Aunque los familiares pueden dejar alimentos todos los mediodías, las visitas solamente son los miércoles y los jueves.

Hay tantos detenidos que los encuentros entre los presos y sus familiares se hacen en un sitio cercano a la entrada, en grupos de 10.

Obras inconclusas. Las tres muertes en el Departamento de Aprehensión fueron el detonante del proceso de reestructuración de toda la policía judicial decretada en mayo de 2011.

En aquella oportunidad, se ordenó que los detenidos no podrían estar más de 48 horas en la instalación de El Rosal. De allí tendrían que ir a los internados que sirven al área metropolitana.

La crisis se agudizó luego del cierre de La Planta, en mayo de 2012, pues desde entonces todos los presos deben esperar sus juicios recluidos en los internados de Los Teques, Yare o El Rodeo.