Durante mucho tiempo las autoridades económicas estuvieron negando la existencia del mercado paralelo del dólar. Para que quede consignado ante la historia es interesante conocer algunas apreciaciones. Así, por ejemplo, en octubre de 2007, Rodrigo Cabezas, para ese entonces ministro de Finanzas, aseguraba que el mercado paralelo de dólares, no controlado por las autoridades y considerado ilegal, “es medio cómico y pasa a ser un problema policial”. Armando León, el padre del bolívar fuerte y quien fungía hasta hace poco como vocero oficioso del BCV en asuntos económicos, declaró en 2008, “que técnicamente el mercado paralelo no existe”.
Lo cierto es que el dólar paralelo comenzó a ganar importancia en la medida en que los dólares oficiales se hacían insuficientes y que la liquidez monetaria propulsada por el BCV crecía sin tasa ni medida. El instituto emisor actuando como financista del fisco inundó la economía de monedas y billetes que la gente no estaba dispuesta a mantener y salía a deshacerse de ella comprando lo primero que encontrara, entre otros, dólares caros. Mientras más retiene la gente las monedas y los billetes, más rápido es la descapitalización que le provoca la elevada inflación interna. De allí que frente al empinamiento de la cotización del dólar en el mercado paralelo, en 2010, el delirio llegó hasta el punto de prohibir que se mencionara públicamente el tipo de cambio y se encarceló injustamente a directivos de casas de bolsa, presentados como culpables del alza del dólar y la inflación. En abril de 2009, antes de la adopción de medidas cambiarias dacronianas dijo el ministro Jorge Giordani lo siguiente: “Ahí había un nicho especulativo y fue lo que produjo toda esa avalancha inflacionaria que muestran las cifras entre los años 2007 y 2008 y que se detuvo en el 2009 gracias a la acciones del Ejecutivo”. Sucedió que la inflación siguió su curso galopante de la mano de la depreciación del bolívar con todo y el cierre de las casas de bolsa, los chivos expiatorios del descalabro del bolívar.
En junio de 2010, para atender a un mercado de dólares insatisfecho por Cadivi, se creo el Sitme, que según el presidente del BCV “duraría al menos cincuenta años” pero este esquema se fundió al año y medio. El 8 de febrero, antes de carnavales, el gobierno devaluó en 46,5% el bolívar y eliminó el Sitme con lo cual se dio paso a unas subastas de dólares, mediante el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad). Especificó Maduro el objetivo de este sistema: “Nosotros tenemos un objetivo con el Sicad, torcerle el brazo completico al dólar paralelo y lo vamos a lograr”. También amenazó con una investigación a quines transan dólares en el paralelo, para lo cual la fiscal general procedió a nombrar a los funcionarios encargados del caso. Van a perder su tiempo. De esta manera, el propósito del Sicad no es proveer dólares a la economía para de esta manera contar con materias primas e insumos y así conjurar la escasez. Lo cierto es que el lunes 25 de marzo se convoca la primera subasta, denominada Vickrey modificada y el 27, antes de jueves santo, de anuncian los resultados. Se asignaron los US$ 200 millones a más de 300 empresas. Pero insólitamente faltó algo en el anuncio: el tipo de cambio al cual se hizo el corte de los precios y el tipo de cambio promedio de las asignaciones. Como no hay nada oculto bajo el sol, se supo que el corte estuvo cerca de Bs.11 por dólar y que en promedio el tipo de cambio rondó los Bs. 13 por dólar, con lo cual se materializó una devaluación de más de 100%. Entre tanto, el dólar paralelo siguió igual, sin enterrarse de que había ocurrido una subasta y Maduro continuó soltando palabras al viento..