Andrés Corelli: Las mentiras de Nicolás

Andrés Corelli: Las mentiras de Nicolás

El discurso de Nicolás pronunciado en un balcón lateral del Palacio de Miraflores a un grupito de seguidores, con una actitud triste y de incredibilidad, transmitido en cadena nacional fue pobre, vacío demostrativo de un hombre improvisado que no está a la altura del cargo que ilegítimamente se atribuye.

Fue discurso cargado de rabia, traslucía miedo e incertidumbre, pobreza de lenguaje e ideas, alejado de la realidad penosa y difícil que Nicolás profundizó en su espurio mandato de 120 días.

Una pieza de pobre oratoria que denota su extremismo inconveniente para llevar adelante a un país profundamente resquebrajado, conocedor de sus derechos y expuesto su bienestar a la incompetencia en el manejo de las finanzas públicas y monetaria.
De igual forma, el discurso Nicolás en su apurada proclamación fue una letanía de invocaciones al “Padre eterno”, al “Comandante Invencible”, una torpe exposición de las razones por las cuales él había sido ungido y solo él debía ser el candidato de la revolución; una parejera jalada a la familia Chávez para buscar su place.





El pobre Nicolás asume torpemente el rol obrero, de sufrido revolucionario que ha evidenciado una lealtad constante al “Líder Supremo”, cuando todo el mundo conoce su tránsito permisado por el Metro y su desaparición inexplicable en lo sucesos de abril de 2002.

Nicolás en cadena nacional mintió descaradamente nuevamente, en menos de dos días, al país y al mundo cuando expresó que él solo había hecho campaña 10 días, sin recursos y con un esfuerzo enorme al recorrer la geografía nacional, que él desconoce.

Nicolás obvia que el pueblo, chavista y no chavista, no lo quiere, votó contra él.

Anoche la cacerola sonó en unidad sentida ante los desmanes del CNE y las mentiras de Nicolás

Nicolás, hoy amenaza a los medios de comunicación “definan con quien están”.

Nicolás basado en la mentira amenaza a Primero Justicia, a Capriles y a los venezolanos que no se calan el oprobio, la mentira de su triunfo y el abuso que le acompaña.

Nicolás niega autorización a la marcha de mañana y ofrece mano dura a los que se atrevan a marchar.

Nicolás es pura mentira: su liderazgo, su triunfo, su lealtad con Chávez, su condición de obrero, su preparación, los hechos de violencia que narra y las motivaciones de muerte que dice inspiran a los que protestan y, muy especialmente, su talente democrático y tolerante.