Entierran a muertos del derrumbe de Bangladesh

Decenas de cuerpos de obreros textiles bengalíes, cuyos restos estaban demasiado mutilados o descompuestos para ser identificados, fueron enterrados el miércoles en un funeral masivo, una semana después de que el edificio de ocho pisos en que trabajaban se desplomó, lo que provocó la muerte de al menos a 410 personas e hirió a miles más.

(foto AP)

Cientos de personas asistieron al funeral tradicional musulmán y muchas más miraban desde las azoteas de los edificios cercanos cómo los cuerpos, podridos en el calor de la primavera, fueron llevados al cementerio en la parte trasera de camiones de carga.

Los espectadores se cubrían la nariz. Una mujer se abrió paso a través de la multitud hasta la parte trasera de un camión mientras sollozaba que uno de los cuerpos era el de su hermana. Rogó que le permitieran tomarlo mientras sus familiares se aferraban a ella para evitar que se desmayara.





Hombres y niños recitaron una oración musulmana tradicional para los muertos. Después, 34 cuerpos fueron descargados y colocados en las tumbas.

Los trabajadores del cementerio han excavado varias largas filas de tumbas, ya que las autoridades esperan que enterrar muchos más cuerpos sin identificar en los próximos días.

“Yo no tendría que participar en esto si el gobierno hubiera actuado de manera más responsable”, dijo Rasel Islam, un hombre de 32 años que asistió al entierro.

Cinco fábricas textiles operaban en el edificio Plaza Rana, construido ilegalmente, que se derrumbó el 24 de abril, cinco meses después de que un incendio mató a 112 personas en otra fábrica de ropa. Las tragedias dejan en evidencia las condiciones de inseguridad que plagan la industria del vestido de Bangladesh, que factura 20.000 millones de dólares al año y suministra mercancía a minoristas mundiales.

En el Vaticano, el papa Francisco dijo que estaba sorprendido por un titular sobre el derrumbe del edificio que sostenía que algunos de los trabajadores vivían con un salario de 38 euros (50 dólares) al mes.

“Este era el salario de estas personas que han muerto… y esto se llama ‘trabajo esclavo”’, dijo. Radio Vaticano informó que el Papa hizo estas declaraciones durante una misa privada en el Vaticano.

Altos funcionarios de la Unión Europea dijeron que contemplan tomar medidas, como cambios en el acceso libre de aranceles y libre de cuotas del que ha gozado Bangladesh al gigantesco mercado de la UE —que existía como “incentivo” para la industria textil bengalí— para que sea más responsable con sus obreros.

Catherine Ashton, jefa de asuntos exteriores de la UE, y su comisario de Comercio, Karel De Gucht, exhortaron a las autoridades bengalíes para que actúen de inmediato a fin de garantizar que las fábricas nacionales cumplan con las normas internacionales del trabajo.

La presión también crecía dentro de Bangladesh, con una ruidosa marcha para conmemorar el Día del Trabajo que exigió más seguridad laboral y pidió la pena de muerte para el propietario del edificio. Los manifestantes ondearon banderas nacionales, golpearon tambores y cantaron lemas como “acción directa” y “¡Pena de muerte!”.

El saldo de víctimas por el derrumbe superó los 400 muertos el miércoles. Ya se han confirmado 410 fallecidos hasta ahora, dijo la policía.

Los equipos de rescate esperan que la cifra de muertos aumente, ya que creen que muchos cuerpos aún están enterrados en la planta baja del edificio.

Reina la confusión sobre el número de personas que siguen desaparecidas.

El propietario del edificio, Mohammed Sohel Rana, fue detenido y estaba siendo interrogado. Se prevén cargos de negligencia, construcción ilegal y de obligar a los obreros a trabajar más allá de sus turnos, lo que se castiga con un máximo de siete años de cárcel. Las autoridades no han dicho si añadirán cargos más graves.

Los trabajadores, sin embargo, exigieron el miércoles la pena capital para Rana, de 38 años de edad y político del partido gobernante Liga Awami.

“Quiero la pena de muerte para el dueño del edificio. Queremos salarios regulares, aumentos y definitivamente queremos mejor seguridad en nuestras fábricas”, dijo Mongidul Islam Rana, de 18 años, quien trabaja en una fábrica de confección que no estaba en el edificio Rana Plaza.

Rana tenía permiso para construir un edificio de cinco pisos, pero añadió tres ilegalmente. Cuando aparecieron grietas enormes en la construcción, un día antes de que se desplomara, Rana dijo a los inquilinos que el edificio era perfectamente seguro y que debían volver a trabajar el día siguiente. AP