Américo Martín: Fascismo vernáculo

Américo Martín: Fascismo vernáculo

I

Sé muy bien que no se deben gastar palabras para responderle a los canes con mal de rabia. Pero un mensaje escrito por uno de ellos toca, sin proponérselo, sin saberlo, el problema medular del amigo Maduro.
El gran viraje de la opinión nacional y la mundial en la apreciación del sedicente hijo de Chávez, indica con creciente certeza la crítica situación que está viviendo el zarandeado gobierno. Una muy significativa proporción de quienes votaron por Maduro se ha unido a los que exigen reconteo de votos mediante el cotejo entre cuadernos de votación y papeletas. Si cerca de 80% de los venezolanos inscritos en el RE comparte esa exigencia es porque se sospecha que algo muy oscuro está envuelto en el proceso del 14 de abril. De paso, la credibilidad del CNE parece sepultada en el subsuelo.

Contar las boletas o convocar nuevas elecciones son las dos solventes salidas que podrían restablecer la confianza. Si Maduro estuviera seguro de su victoria no se entiende por qué no se pone a la cabeza de cualquiera de esas dos opciones. De un solo golpe desvanecería la ola de dudas expandiéndose por el mundo y se libraría de los incansables cacerolazos que le salen al paso en todas partes.
Todo eso pasa, por supuesto, por hacer uso del diálogo, superprobado mecanismo que le ha puesto fin a guerras universales o a momentos de intensa violencia. El diálogo es bueno entre amigos, pero es mucho mejor entre enemigos. Que dos polos antagónicos como Kissinger y Le Duc Tho resolvieran en pacíficas conversaciones el fin a la guerra de Vietnam, o que Nixon y Mao restablecieran las relaciones diplomáticas y comerciales entre dos países que se odiaban a muerte, no es sino un homenaje a las inmensas ventajas del diálogo.
En el modesto caso de Venezuela, quien más necesita reunirse con la otra parte es el señor Maduro, cuyo retroceso en todos los órdenes es impresionante. Capriles y la MUD pueden esperar, pero Maduro y el PSUV, no.
Y aquí es donde recibo por twitter un mensaje algo demencial. Es un psuvista furioso.
– Maduro –me suelta- recibió de Chávez la orden de no dialogar con los fascistas.
Por el bien del país y del propio Maduro espero que se equivoque, pero en fin, el que está contra la pared debería ser el primero en tomar la iniciativa.





II
Del fascismo lo primero es advertir la nueva vestidura de sus adictos. Durante la 2da Guerra Mundial se sentían orgullosos de proclamarse fascistas o nazi-fascistas. Habían unido a sus pueblos alrededor de sus endiosados líderes, habían excluido radicalmente a quienes no fueran incondicionales de la causa y extremaban la violencia, las torturas y los asesinatos. Pero como la derrota del Eje totalitario desacreditó el vocablo “fascista” fue menester cambiarlo para que todo siguiera igual. Uno de sus rasgos más publicitados es la tergiversación, la mentira repetida hasta el cansancio. No les ha resultado difícil voltear los términos para seguir en lo mismo, solo que trasladando el apelativo “fascista” a sus víctimas.
En puridad la esencia del fascismo se reduce a dos componentes, uno sustantivo y otro adjetivo. El fascismo se confunde con el totalitarismo en tanto sistema con doctrina única brutalmente excluyente, donde los poderes en su totalidad se concentran en una sola mano. Destruye la descentralización y cualquier forma de autonomía a favor de un centralismo liso como una bola de billar. Esa es, digamos, la nota sustantiva del fascismo
La adjetiva es la organización paramilitarizada. En la Italia de Mussolini y bajo la coordinación de Balbo se construyeron los fasci di combatimentto. Grupos armados y adiestrados para aplastar manifestaciones democráticas y pacíficas, quebrantando huesos, golpeando en forma implacable al “enemigo”. Precisamente el vocablo “fascismo” viene de esos “fasci” aporreadores de inocentes desarmados.
¿Quién ha concentrado todos los poderes en Venezuela, minado la descentralización, dividido al país con un río de odio y sangre? ¿Quién está creando una ideología única y excluyente en centros de estudio y trabajo? ¿Quién ha organizado colectivos armados para aplastar actos democráticos y golpear brutalmente a los parlamentarios de oposición?
Las dos notas: sistema de vocación totalitaria y aparataje paramilitar, son de la esencia del diosdado-madurismo y de su desdichado partido. Por lo tanto son ellos y no otros, los representantes del fascismo vernáculo. En el resto de Latinoamérica no existe nada igual, salvo en Cuba.

III
Algún trasnochado ideólogo revolucionario pondrá en duda lo anterior valiéndose de un cómodo subterfugio. El fascismo y el comunismo están en antípodas ideológicas. Comenzando la guerra la Internacional Comunista definió al fascismo como la más brutal expresión del imperialismo. Pero Mussolini se consideraba socialista y de izquierda. Venía del partido socialista de Pietro Nenni.
El nazi-fascismo y el comunismo fueron idénticos en los dos aspectos mencionados. Sorprendente es que la Gestapo nazi se considerara alumna de la GPU soviética. Más sorprendente fue la simpatía hacia el fascismo de muy destacados líderes comunistas y de izquierda latinoamericanos.
Gaitán, por ejemplo, era cercano al fascismo. Alumno del profesor Enrico Ferri, militante fascista, quien fuera amigo de Mussolini. Aunque es justo decir que el gran líder colombiano fue un demócrata.
Sorprenderá la simpatía de Mariátegui hacia el Duce. Era el más célebre ideólogo comunista latinoamericano. Escribió una vez que fascistas y comunistas viven peligrosamente en pos de ideales superiores.
Desde el poder los fascistas venezolanos descargan su furia contra una oposición democrática cuyo destino es enviarlos al basurero de la historia. @AmericoMartin