Preocuparnos por nuestra imagen corporal no es una actitud del todo superficial. Aunque podamos pensar que dedicar varias horas de nuestro tiempo para acicalarnos y “embellecernos” sea una cuestión trivial y frívola, hay estudios que afirman que aquellas con tienen una mejor imagen son más exitosas en el mundo laboral. ¿Las razones? Cuestiones vinculadas al sexismo y racismo. Sí, en pleno siglo XXI.
Una nota de The Huffington Post se pregunta cuál es la “verdadera razón por la que tratamos de reducir nuestra cintura y blanquear nuestros dientes (y muchas veces incluso la piel)”. Y sugiere que no es nuestra propia felicidad el principal motivo, sino que lo hacemos por alguien, o algo, más.
El mundo laboral es uno de los ámbitos en los que más fácilmente pueden observarse las diferencias: el modelaje es una de las pocas profesiones en las que las mujeres ganan más que los hombres; y, si se comparan los sueldos femeninos entre sí, un estudio afirma que las más atractivas ganan más.
“La belleza es recompensada de forma natural en trabajos en los que el atractivo físico parece tener importancia, como la prostitución, el entretenimiento, el servicio al cliente, etc. Pero también produce beneficios en campos inesperados”, se advierte en una nota de The Economist. “Las mujeres elegantes que buscan trabajos de alto vuelo en ámbitos principalmente masculinos pueden encontrar obstáculos en relación al efecto ‘bimbo’ (una forma peyorativa de tildar a la mujer como atractiva pero tonta) hasta que demuestren su competencia y compromiso. Pero la importancia de la belleza en el mercado laboral es mucho más generalizada de lo que uno podría pensar”, afirma la nota.
El “valor” superficial de la mujer no se queda ahí: las que tienen nombres afroamericanos tienen un 50% menos de posibilidades de ser consideradas para una primera entrevista, según la investigación de 2004 titulada “¿Son Emily y Greg más empleables que Lakisha y Jamal? Un experimento de campo sobre la discriminación del mercado laboral”.
Además, tal como explica el artículo de The Huffington Post, la discriminación racial sigue vigente: mientras que las mujeres blancas hacen un promedio de 78 centavos por cada dólar del hombre, las mujeres afroamericanas ven reducido ese número a 62 centavos, y las hispanas, a 54 centavos de dólar.
Así, preocuparnos por nuestra apariencia no necesariamente nos convierte en superficiales. Los requisitos laborales que incluyen “buena presencia” nada tienen que ver con cuán inteligentes, creativas o trabajadoras somos. Animémonos a reflexionar sobre esto: valemos mucho más de lo que “aparentamos”.
Con información de Entremujeres