De acuerdo con la Cepal, petróleo, gas y metales suman 60% del valor de las exportaciones chilenas, 64% de las peruanas, y 99% de las venezolanas. Mientras la marea estaba alta, a todos les parecía ir bien: la pobreza se reducía de manera asombrosamente similar en los tres países. En Chile y en Perú, esta reducción se sustentó en altas tasas de inversión privada y crecimiento económico, aumentos en la producción nacional, baja inflación, responsabilidad fiscal, inversión en infraestructura, inversión social y un clima cada vez más atractivo para invertir. En Venezuela, por el contrario, se sustentó en altas tasas de consumo privado financiadas por el gasto y el endeudamiento público, transferencias y subsidios poco eficientes, baja inversión privada e importaciones masivas en un entorno de alta inflación y sumamente adverso para invertir.
Al encontrarse de frente con la crisis, el Gobierno venezolano optó por huir hacia delante, elevando el déficit fiscal sobre los 18% del Producto Interno Bruto del 2012 (mayor al ingreso petrolero que representa 17 puntos) y llevando el endeudamiento externo de 39 mil millones de dólares a finales del 2008 a 102 mil millones de dólares al cierre del 2012, según cifras del Banco Central, que no incluyen los enormes atrasos del sector público con sus proveedores, socios, empleados.
Hoy Chile y Perú siguen creciendo y generando empleo y bienestar. ¿Y nosotros? Bien gracias, parados en la orilla con una mano delante y otra atrás.
@rvillasmilbond; www.ricardovillasmil.com