Importar es el principal faro para abastecimiento

Importar es el principal faro para abastecimiento

Las importaciones de alimentos son el auxilio al hambre de los venezolanos. Hasta 2012 y continuando 2013, las compras internacionales atienden la demanda de comida ante la deficiencia de la oferta nacional para responder al consumo de más de seis millones de familias, 29 millones de personas. Datos aportados por Juan Romero, diputado de la Asamblea Nacional, revelan un promedio de dependencia de 60 por ciento en rubros estratégicos para la canasta alimentaria. laverdad.com / Yasmín Ojeda

(foto Alejandro Paredes Pérez)

Precisa el desequilibrio de la producción, empujado en parte por la política del Gobierno que desde 2002 derivó en “desarticular la capacidad productiva nacional”, por creer que “con el ingreso petrolero garantizaría la comida”. Esa medición inexacta ahora se calcula en votos electorales con desabastecimiento.

“Primero empezaron con el modelo para producir exclusivo: las cooperativas. En ese momento se formaron cerca de 500 mil cooperativas. Es un modelo que funciona, sin embargo, tiene que ser asumido por quienes las conforman como formación para trabajar bajo este esquema. El Gobierno lo impuso creyendo que de esa manera iba a controlar la producción nacional, pero el sistema se cayó”.





De acuerdo a la Ley Especial de Asociación de Cooperativas, “son asociaciones abiertas y flexibles, de hecho y derecho cooperativo, de la economía social y participativa, autónomas, de personas que se unen mediante un proceso y acuerdo voluntario, para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes, para generar bienestar integral, colectivo y personal, por medio de procesos y empresas de propiedad colectiva, gestionadas y controladas democráticamente”.

La propuesta para atender la demanda de alimentos creció en el Ejecutivo. La mira se fijó en las empresas privadas. Se nacionalizaron los servicios estratégicos de servicios públicos, con lo que se aseguró soberanía. La intervención directa a plantas procesadoras y fincas agrarias también entró en agenda. Romero recuerda que así “creyeron tener garantía de la producción”, pero lo contrario sucedió: cayó. El más resaltante dentro de los ejemplos, Agroisleña, ahora Agropatria. “Tuvieron la habilidad de quebrar un negocio que proveía 60 por ciento de insumos agrícolas a productores”.

La toma de productoras y transformadoras de producción se aceleró, a la vez que se confió en el proceso de cambio, con visión de “economía fuerte” y de potenciar a Venezuela en la agricultura, ante el estreno de la participación en el Mercado Común del Sur. Pero las importaciones no disminuyeron en las cuentas por pagar en divisas. La misión Alimentación tomó cuerpo y necesitó sustento rápido para una población que creció de 21 millones a 29 millones de personas, según el Instituto Nacional de Estadística.

Romero señala, en el interés de controlar y atender la demanda, las nuevas competencias que asumió Petróleos de Venezuela. Pasó de exportar crudo a importar alimentos. La planificación se desbordó y facturó productos “por vencerse, que estaban descartados en el comercio internacional”. El escándalo de PDVAL retumbó en Miraflores por productos podridos. La empresa Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos, filial de PDVSA, queda a la vista, situación conocida en una auditoría interna. “Iban a la distribución local corrupta”.