La oposición pierde una ventana tras venta de Globovisión

(Foto Reuters)

Con la venta de Globovisión, la oposición venezolana se queda huérfana del que fuera, por más de un lustro, el mayor megáfono televisivo para los líderes políticos que adversan a un chavismo que cada vez ejerce mayor control sobre los medios de comunicación del país, reseña Reuters.

Aun con fuerte respaldo en periódicos y radios, la probable ausencia de la oposición en el último canal contrario al Gobierno supone un duro golpe para el liderazgo del opositor Henrique Capriles, quien reforzó sus campañas presidenciales -de octubre 2012 y abril 2013- con transmisiones en vivo por Globovisión.

Para los opositores, detrás de la venta del canal está el Gobierno y la intención de bajarle el tono a su combativa línea editorial. Para los nuevos accionistas de Globovisión, sin embargo, el viraje hacia el centro que propugnan busca darle cabida a todos los actores políticos.





Tras una inusual reunión con el presidente Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores, uno de los nuevos dueños del canal dejó entrever hacia dónde apuntará la línea editorial.

“Ustedes saben por qué Globovisión no podía venir al Palacio de Miraflores y eso nunca más va a pasar”, dijo Juan Domingo Cordero, al salir de una reunión de una hora con Maduro.

Los recientes despidos del diputado opositor Ismael García y del periodista Francisco Bautista, quienes lideraban programas críticos al Gobierno de Maduro en Globovisión, han creado suspicacias respecto de si el canal seguirá el rumbo de Venevisión o Televen que modificaron su línea editorial tras ser acusados de apoyar un breve golpe de estado contra el fallecido Hugo Chávez en el 2002.

Cambio de dueños ¿cambio de rumbo? 

Globovisión se fundó a fines de 1994 como un canal de noticias las 24 horas del día y tras la dramática salida del aire de RCTV en el 2007, se convirtió en el único canal de señal abierta crítico al Gobierno.

Sus periodistas, que han apoyado abiertamente a Capriles, tienen vetada la entrada a actos públicos.

En los últimos años, el organismo regulador de las telecomunicaciones, Conatel, abrió varios procedimientos administrativos en contra de Globovisión, estableciendo fuertes sanciones que terminaron por ahogarla económicamente.

A mediados de este mes el empresario Guillermo Zuloaga -solicitado por asociación ilícita y exiliado en Estados Unidos- consumó la venta de Globovisión a un grupo de inversionistas encabezados por Juan Domingo Cordero, Raúl Gorrín y Gustavo Perdomo, accionistas de la aseguradora venezolana La Vitalicia.

Según investigaciones de medios opositores, los nuevos dueños serían afines al Gobierno de Maduro, pero Reuters no pudo confirmar esas afirmaciones.

“Si para el ciudadano es una pérdida muy significativa que se cierre informativamente la ventana de Globovisión, para la dirigencia política la metamorfosis del canal de noticias tiene signo de tragedia”, opinó Andrés Cañizales, investigador de medios en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

Sin embargo, el diputado del partido de Gobierno y profesor de la escuela de comunicación social en la Universidad Central de Venezuela (UCV) Earle Herrera cree que el canal de noticias está respondiendo únicamente a un criterio mercantilista.

“Se trata de empresarios que defienden la propiedad privada y el libre mercado. Capriles los insulta porque decidieron darle el mismo trato mediático que a cualquier político”, dijo Herrera refiriéndose a la queja del líder opositor, quien denunció que Globovisión se negó a transmitir sus declaraciones en vivo.

“Ningún medio de comunicación social está obligado a transmitir en vivo las declaraciones de un determinado dirigente político. Esta decisión le corresponde a los periodistas”, se defendió Globovisión en un comunicado.

Sin embargo, la ausencia de una Globovisión opositora no debería significar un freno para Capriles en su intento por convencer a los venezolanos de que las elecciones del mes pasado -donde Maduro ganó por apenas 1,5 puntos porcentuales- fueron fraudulentas.

El joven gobernador de Miranda se ha manejado bien en las redes sociales posicionándose como el político latinoamericano con más seguidores en Twitter, con 3,4 millones.

Analistas de medios aseguran que la estrategia opositora deberá buscar acercarse a las radios y medios alternativos como Twitter y Facebook, aprovechando que en Venezuela 15 millones de los 29 millones de habitantes tienen acceso a Internet.

Gobierno “invisible”

Pero no solo la oposición se queja de que algunos medios no dan cobertura a sus actos. Constantemente, el Gobierno de Maduro ha reclamado que los medios privados no dan cobertura a los logros de su “revolución socialista”.

A pesar de la creciente presencia del Estado como patrocinador en el espectro radioeléctrico, los medios privados afines a la oposición superan a los públicos.

Según cálculos privados, de los 1.200 medios que operan en Venezuela -entre radios, televisoras y periódicos- el 65 por ciento favorece a la oposición.

“Estamos siendo objeto de una censura programada de los medios de comunicación de la burguesía; mientras la censura se mantenga, vamos al combate con las cadenas de radio y televisión”, dijo Maduro, quien ha calificado de “invisible” a su Gobierno por el veto que asegura le aplican los medios privados.

Por ello, Maduro se reunió la semana pasada con los dueños de las televisoras de mayor audiencia -Globovisión, Televen y Venevisión- en lo que muchos calificaron como un condicionamiento a la renovación de sus licencias, próximas a vencer.

Los reclamos traspasaron las fronteras del país petrolero esta semana luego de que el primer presidente chavista acusara a la cadena estadounidense CNN en Español de promover una intervención contra Venezuela.

“CNN en español es una televisora puesta al servicio de la desestabilización, que llama abiertamente a golpe de Estado en Venezuela, que tergiversa la vida política y social de nuestra patria”, denunció el mandatario, un ex chofer de autobús y sindicalista de larga data.

La televisora negó rápidamente las acusaciones e invitó al mandatario a su pantalla para una entrevista.

Reuters/Reporte de Diego Oré