Crisis con Venezuela: ¿se desactivó la bomba?

Crisis con Venezuela: ¿se desactivó la bomba?

Los  que  creyeron  que después de la muerte de Hugo Chávez las relaciones con Venezuela iban a ser más fáciles se equivocaron. El incidente de la semana pasada demostró que los intentos del presidente Nicolás Maduro de ser más chavista que Chávez se han vuelto realidad. Ni siquiera el fallecido comandante hubiera utilizado la terminología que empleó Maduro para expresar su indignación por la reunión entre el presidente Santos y el derrotado candidato opositor venezolano, Henrique Capriles.

Maduro dijo: “Dudo de la sinceridad del presidente Santos, cuando le mete una puñalada a Venezuela por la espalda y se presta a lavarle la cara a la conspiración contra Venezuela”…“He perdido la confianza en el presidente Santos, estoy evaluando si continuar o no en el proceso de paz”. Y para rematar agregó que a Colombia “llegó un grupo de expertos con un veneno y están preparados para venir a Venezuela a inocularme ese veneno a mí”.
Y así como Maduro quiere ser más chavista que Chávez, sus funcionarios quieren ser más maduristas que Maduro.  Las declaraciones de estos últimos fueron también extravagantes y explosivas. “En el caso de Capriles el gobierno colombiano está atendiendo a un fascista asesino”, afirmó el número dos del régimen, el presidente de la Asamblea Venezolana, Diosdado Cabello. El canciller, Elías Jagua, para no quedarse atrás, sentenció “que desde Bogotá hay una conspiración abierta contra la paz de Venezuela”.
Desde los días más álgidos de la crisis diplomática entre Colombia y Venezuela durante el gobierno de Álvaro Uribe no se había escuchado adjetivos de este calibre. Sin embargo, a pesar de la andanada verbal lo que queda por verse es si esta se va a traducir en una crisis de la dimensión de las anteriores. Juan Manuel Santos pudo haber cometido un error de cálculo al recibir a un opositor de Maduro que no reconoce la legitimidad de su gobierno. Pero se trató simplemente de un evento protocolario sin ninguno de los ribetes de conspiración que le atribuyen en el vecino país.
En sus relaciones con Venezuela al presidente le ha tocado hacer grandes malabarismos. Buena parte del establecimiento colombiano le ha criticado su cordialidad con el régimen chavista. No solo por el rápido reconocimiento que hizo de la elección del presidente Maduro, sino también por gestos simbólicos, ajenos a su control, como el de haber tenido que hacerle guardia de honor al féretro del fallecido líder.
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