Las amargas verdades y desatinos que le cantan a Maduro (documento)

Las amargas verdades y desatinos que le cantan a Maduro (documento)

 

En un documento que ya va por su  cuarta versión, el equipo de redactores, encabezado por el PhD en Economía, Felipe Pérez Martí, ex Ministro de Planificación y Desarrollo en los primeros años del gobierno de Hugo Chávez, señala que “Este documento fue elaborado para la consideración del Presidente Nicolás Maduro y su equipo de gobierno, así como de la más alta dirigencia política de la revolución bolivariana”





El extenso documento, con una notable carga académica, hace dramáticas precisiones sobre los pobres resultados económicos en estos catorce años de “revolución” y plantea la creación de un Comando “Golpe de Timón” para tomar acciones de corrección económica inmediatas.

Entre otras cosas en el documento se lee:

Los problemas que hay que solucionar tienen que ver con una inflación endémica y un aparato productivo que no ha respondido a los estímulos de gasto público, mientras se ha profundizado la dependencia rentística del petróleo. Pueden ser caracterizados por una inflación por encima de mil puntos porcentuales en los 14 años de gobierno, con el precio de los alimenticios subiendo en 1760%, siendo la cifra más alta de toda Latinoamérica, con signos claros de aceleración, pues la inflación de Mayo llegó a 6%, más alta en un mes que la de todo el año en Latinoamérica. La producción solo ha crecido en 10%, la más baja de la región, excepto Haití. El índice de industrialización siguió bajando en nuestro gobierno, situándose en 13,9% el año pasado, cuando había llegado a 20% en 1986, y las exportaciones no petroleras pasaron de ser, de 40% del total, a solo el 4% en 14 años. La situación fiscal es grave, llegando a 15% del PIB, con problemas para financiar los gastos sociales, con una situación de producción petrolera muy problemática, a pesar de los altos precios petroleros, y se ha recurrido a la emisión de dinero del BCV para financiarla.

Agregan que

Las causas de la situación tienen que ver con el aumento del tamaño del estado centralizado heredado de la Cuarta República, que no pudiendo transformarse desde arriba, ha absorbido en su corrupción buena parte de nuestra gestión, bien intencionada. Además, el gasto social y el estímulo productivo se han convertido en inflación, y no en producción, en presencia de un régimen cambiario y unas políticas de importación que han perjudicado el desarrollo productivo, sobre todo por la emisión de papel moneda por parte del Banco Central.

Continúan con

Las cifras de inflación del inicio del año muestran un escenario extremadamente preocupante. Solo en los cuatro primeros meses del año la inflación ya alcanzaba el 12,5%, a pesar de que el gobierno había estimado 16% para todo el año. La cifra de Abril, de 4,3% ya era sumamente alta. Pero la de Mayo, de 6.1% muestra signos claros de inicios de una aceleración exponencial de esa variable, que puede llegar a 70% en el año si no se cambian las políticas y baja el precio petrolero, pues en ese caso se darían las condiciones para que se inicie una hiperinflación: estancamiento del producto, entrabamiento y retardo en las importaciones, financiamiento recurrente del abultado déficit fiscal con dinero emitido por el BCV, y, como consecuencia de ello, muy alto crecimiento de la cantidad de dinero sin respaldo productivo.

Mientras en Latinoamérica la inflación acumulada, desde que tomamos el poder político, se ubicó en alrededor de 100%, la nuestra se ubica en promedio en un 1030%, y los precios de nuestros alimentos crecieron en un 1760%, según datos de la CEPAL. Esto muestra que la inflación de corto plazo que mostramos no es la excepción, y estamos ante un fenómeno endémico, que denotan una enfermedad que no es pasajera y que se está agravando a medida que pasan los días de manera alarmante, una falla que hay que corregir urgentemente, y no se puede citar para justificarla, luego de 14 años, las inflaciones de la Cuarta República, y de las hiperinflaciones del pasado en algunos países latinoamericanos como Bolivia, o la Alemania de la post-guerra

Hay quejas generalizadas en todo el país / “Estamos en peligro”

Quejas generalizadas, por parte de amplios sectores de la clase media y de los pobres, incluyendo importantes pensadores, articulistas y componentes del pueblo revolucionario, en relación a su disminución de nivel de vida debido al alto costo de la cesta básica y a la escasez de alimentos vitales que se agrava día a día ante los ojos de un pueblo en creciente desesperación, especialmente en las ciudades y pueblos del interior. Algunos sectores revolucionarios culpan de esto a la reciente devaluación, sin darse cuenta de que esto es solo una señal de un problema mucho más amplio, que analizaremos abajo como parte del diagnóstico. No nos cabe duda de que esto incidió determinantemente sobre el resultado electoral tan cerrado, pues la percepción sobre el tema de la inseguridad, que es el tema que más preocupa a los electores, permaneció alto, e igual, antes de las elecciones de Octubre, con relación a los días antes de las de Abril, y solo empeoró notablemente la relativa a las perspectivas económicas: En Octubre, más del 50% de la población pensaba que la situación económica estaba bien, mientras que en Abril, más del 50% pensaba que estaba mal. Lo inexplicable no es que 700.000 votos se hayan perdido, y “que haga falta formación ideológica” (!). Lo que es realmente notable es que fue la tremenda lealtad del electorado chavista lo que salvó la elección. Pero estamos en peligro, como lo advirtió el mismo Libertador en su tiempo.

Sobre los compromisos laborales

El compromiso de gasto que este crecimiento del sector público ha implicado, ha evidenciado cada vez más su incapacidad creciente de hacer frente a las obligaciones adquiridas, no solo de gastos sociales, sino de gasto ordinario, llegando incluso al de carácter laboral. Son sabidos los atrasos en los convenios de contratación colectiva en el sector público, y las quejas crecientes en este sentido. Lo preocupante es la incapacidad de hacer frente a estos compromisos en un contexto en que los ingresos fiscales petroleros están a cifras históricas muy altas, con un precio por encima de los 100 $/b, y que, dada la dinámica de caminata aleatoria de esta variable, es perfectamente posible que baje.

Sobre Pdvsa

De hecho, sobre los ingresos más sólidos que hemos tenido, que vienen de las exportaciones petroleras, hay dos asuntos preocupantes: tanto la producción, como los precios. En materia de precios, dadas las circunstancias internacionales, y las predicciones de los expertos en la materia, es bastante posible que baje de 100 dólares por barril este año, con lo cual la situación fiscal se pondría peor que en la precaria situación en la que ya está. Por otro lado, hay signos preocupantes en relación a la producción de PDVSA, tanto en productividad, como en monto producido. Primero, la capacidad de producción y exportación se han mantenido prácticamente iguales desde el año 2005: si en ese año cifra promedio era de alrededor de 3.325 miles de barriles diarios, la correspondiente al año 2012 fue de 3.080 miles. De hecho, ha habido una baja en la producción de PDVSA propiamente dicha, que ha sido compensada, en parte, por un alza en la de las empresas mixtas y las asociaciones de la faja petrolífera del Orinoco. Por ejemplo, la producción del Zulia es hoy de 680 miles de barriles diarios, solo un 60% de lo que se producía en el 2005. En este año, el “plan siembra” de PDVSA, planificado en el 2005, implicaba que la producción del 2012 debería haber sido 5.800 miles de barriles diarios, que deberían ser los encargados de mantener a flote la inversión social de la revolución, e impulsar el proceso productivo interno para “sembrar el petróleo”. Este fracaso del plan siembra no se debe a que la cuota de la OPEP haya puesto restricciones, pues con precios altos como los que hemos tenido, esa cuota permitía perfectamente esa producción. Hay que tener en cuenta que lo mostrado ha ocurrido cuando el personal de la empresa se ha más que triplicado, al pasar de algo menos de 40.000 a más de 120.000 empleados fijos, con la correspondiente baja de productividad. La política laboral incluyó la absorción, como empleados fijos, de los alrededor de 50.000 tercerizados, y además se contrataron 30.000 empleados fijos adicionales. Pero a esto, que ya es grave, se añadieron 60.000 tercerizados más, lo cual es absurdo, pues si se absorbieron los tercerizados fue par dejar de tenerlos: ¡los antiguos tercerizados deberían estar, desde dentro, realizando las funciones que ahora están realizando los nuevos tercerizados, que ahora son más en número!. Es cierto que mucho de ese personal nuevo se ha consagrado a labores que no son de producción, sino a las misiones sociales. Pero ciertamente hay que revisar lo que ha pasado, y proponer soluciones, como las que adelantamos más abajo, pues el petróleo es no solo nuestra fuente principal de ingresos fiscales y divisas, sino que debe ser, como no lo ha sido por errores de política de desarrollo industrial y agrícola, nuestra fuente de “acumulación originaria” para ese desarrollo, y para independizarnos económicamente.

Se preguntan

¿Cómo va a poder mantenerse viva y producir una empresa nacional, sea capitalista o socialista caraotas, por ejemplo, si hay una importación errática, descoordinada, por parte del gobierno de ese rubro? ¿Cómo se va a poder mantener una empresa que produce pollo, si el gobierno importa a través de Mercal o Pdval pollos que se venden a un cuarto del costo de producción interna, sea de una cooperativa, empresa de producción social, o capitalista? ¿Cómo van a producir textiles las empresas nacionales, si el tipo de cambio del régimen cambiario favorece la importación? ¿Cómo van a prosperar las empresas, socialistas o no, si saben que de un momento a otro se decide cerrarlas, por expropiación, o por cierre debido a un diagnóstico parcial y apresurado (como ocurrió con los casos de las empresas de producción social que promovieron PDVSA y la CVG), sin tener en cuenta el análisis de las condiciones macroeconómicas y el desarrollo de las fuerzas productivas? La volatilidad de la economía, la insostenibilidad fiscal, la incertidumbre sobre las políticas económicas, la falta de reglas de operación claras, la inflación, las restricciones erráticas y burocráticas de divisas, la inseguridad jurídica y personal afectan a todas las empresas, y con más razón a las cooperativas incipientes

 

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