Familias que tienen la injusticia grabada en su piel

Familias que tienen la injusticia grabada en su piel

Foto El Carabobeño

¿Qué no han hecho los familiares de Erasmo Bolívar en la última década? “Lo que nos falta es abrirnos el pecho y sacarnos el corazón para que vean cómo lo tenemos vuelto pedacitos”, exhala Esther María Bolívar, una mujer de piel tostada que vive con el metabolismo descontrolado desde el 3 de abril de 2009. Ese viernes su hijo y policía metropolitano recibió sentencia de 30 años de cárcel por los asesinatos del 11-A.

Daniel Pabón | [email protected]

Preso desde abril de 2003, el agente fue incriminado por una foto que no demuestra nada. Aquel día nunca accionó su arma de reglamento, como ratificó la negatividad de la prueba de parafina. El juicio desnudó videos en los que funcionarios ligados al oficialismo (en libertad) confesaban que ellos sí dispararon. Además, testigos falsos dieron una descripción distinta a la del imputado.





A María Isabel Bolívar, una aguerrida tía de Erasmo, se le grabó cada injusticia. “Asistir a esas audiencias era como participar en una película de terror donde el malo te pisa y te pisa”, narra ataviada con una franela blanca de mensaje esclarecedor en el dorso: Los policías están presos y la justicia privada de libertad. “Me quedé con esta sola de tantas que regalé”.

A Esther María y María Isabel las separan tres de los edificios de la Fundación de la Policía Metropolitana (Fundapol) en el sector El Picure, parroquia Carayaca del estado Vargas, y al mismo tiempo las une el deseo de que el policía regrese a su apartamento de dos habitaciones, un baño y sala amplia que, antes de caer en desgracia, logró adquirir en el bloque verde, el color de la esperanza. El cuarto donde ahora duerme la madre será el de Erasmo. Se lo está arreglando.

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