Pamplona celebra los sanfermines, nueve días de fiesta y toros (Fotos)

La ciudad de Pamplona, en el norte de España, se viste desde el sábado de blanco y rojo para festejar como cada año los sanfermines durante nueve días de pasión, fiesta y toros.

A las doce en punto, al grito de “¡Viva San Fermín!”, estaba previsto el “chupinazo”, el cohete lanzado desde el balcón del ayuntamiento que da comienzo oficial a los sanfermines. Pero el “chupinazo” quedó retrasado unos veinte minutos por el despliegue de una enorme “ikurriña” (bandera vasca) frente a la misma fachada del ayuntamiento.

Desde muy temprano por la mañana, los habitantes de Pamplona, impecables con sus atuendos blancos, y sus fajas y pañuelos rojos, o los turistas venidos de todas partes del mundo, se acercaron a la plaza, muchos de ellos bien pertrechados con grandes vasos de sangría o cerveza.





Maria Gutiérrez Martínez, “pamplonica” de 60 años, fue de las primeras en llegar, para no perderse el espectáculo: “Suelo venir todos los años, me lo paso maravillosamente bien. Este es un sitio único, el momento de mayor alegría es el chupinazo”, afirma.

Alison Windsor ha llegado especialmente de Australia. Es su primer San Fermín. Con 27 años, asegura que estar aquí “es una de las grandes cosas que hay que hacer antes de morir”.

“Me dijeron que esto es la locura. Tenía que hacerlo una vez en mi vida”, explica.

En cuanto se dispara el “chupinazo”, la euforia y la fiesta se apoderan de toda la ciudad. La gente baila, canta, bebe, muchas veces hasta la madrugada. Y a las ocho de la mañana del domingo, se corre el primero de los encierros de Pamplona, 848 metros de recorrido por las sinuosas calles del centro de la ciudad, hasta la plaza de toros. Son estos encierros los que han hecho mundialmente famosos los sanfermines de Pamplona.

En escasos minutos de enorme tensión, los corredores comparten recorrido con los seis enormes toros de más de 500 kilos cada uno, que serán lidiados por la tarde en la plaza. Algunos, los más osados, tratan de acercarse a ellos, tocarles los cuernos: otros prefieren mantenerse a una cierta distancia.

El peligroso ritual se repetirá cada mañana hasta el 14 de julio y es uno de los emblemas de estas fiestas, cuyos orígenes remontan a la Edad Media, y mezclan tradiciones religiosas, en homenaje a San Fermín, santo patrón de Pamplona, y tradiciones de las antiguas ferias comerciales.

Los sanfermines adquirieron celebridad a principios del siglo 20 gracias a la pluma de Ernest Hemingway, el escritor y periodista norteamericano, que se inspiraría de Pamplona y los sanfermines para escribir “Fiesta” (The sun also rises) en 1926.

Desde entonces, la popularidad de los sanfermines se ha mantenido. Cada año, la ciudad de 200.000 personas se llena de cientos de miles apasionados más, españoles, franceses, norteamericanos, británicos o australianos, todos en busca de fiesta y adrenalina.

En 2012, 20.700 corredores participaron en los ocho encierros, un promedio de 2.587 por día. A veces, el encierro acaba en tragedia: 15 participantes han muerto desde 1911. El último fallecimiento, un español de 27 años, se produjo en 2009.

El año pasado, un millón y medio de personas asistieron a los sanfermines, fiestas donde se alternan las corridas de toros, las procesiones religiosas, las danzas tradicionales o las demostraciones de deportes vascos. AFP

Fotos AFP