Alberto Franceschi: ¿Ya Estamos ante la peor hipótesis?

Alberto Franceschi: ¿Ya Estamos ante la peor hipótesis?

¿Ya ocurrió la peor hipótesis? : Maduro  como copia ridícula del mandamás  eterno  logra estabilizar su gobierno con la indispensable ayuda de la fracción  de Diosdado  que es ampliamente mayoritaria entre las huestes rojas  y entre los factores con poder factico, militar y financiero  del chavismo,  y por supuesto cuentan, aunque esto sea lo menos comprendido, con la alcahuetería de la oposición y su portentoso líder de muchedumbres  pasivas a las que lleva al matadero de ilusiones electoreras de diciembre 2013 y presidenciales  de 2019, como únicas opciones de “lucha”.

Paso a paso, como en terapias de rehabilitación, luego del suicidio político  que implicó el frenazo y retroceso opositor suicida del 17 de abril, aceptando de hecho el fraude del 14, los quiroprácticos políticos de la MUD  con  su ya experto  caudillin, nos prometen que estirando primero  las piernas daremos el primer paso  con las elecciones de diciembre, para rapiñar unas cuotas de sobrevivencia para  nuestras clientelas hambreadas y así  lograr entonces, con sucesivos progresos, llegar al  gran maratón de 2019 con Capriles como Matrix  repotenciado,  y con el atributo de  haber sido un pilar fundamental de la paz  y la estabilidad del régimen, que es también suyo, aunque reniegue de él.

La mayoría de los regímenes  no se acaban cuando se agotan, muchas veces siguen incluso pudriéndose sobre sus bases. Lo que realmente genera los cambios históricos  es que desde el descontento mayoritario surja  el poder alternativo de una fracción de la población que cuente, además de una dirección  idónea con un programa de ruptura contra ese régimen.





No puede negarse y más bien debemos celebrar el hecho de contar  con un referente electoral ampliamente mayoritario, pero si ese eje político no adopta un programa de ruptura con el régimen, más bien  se nos transforma en una verdadera calamidad,  como ocurre con la MUD y Capriles.

Cuando a muchos amigos incluso les disgusta que uno diga estas verdades elementales  es porque  perciben lo difícil que es reunir  las fuerzas  tras una referencia como la lograda en estos años, pero lo que nunca perciben es la capacidad de destrucción  de esas mismas direcciones cuando sus fuerzas se colocan  al servicio de la estabilidad del régimen  que repudiamos, y ese es el caso actual de nuestros “conductores” .

Según la lógica propia de este régimen,  ya desahuciado desde  la muerte del su fundador  y único sostén  los cauces de diálogo,  para poder alcanzar  logros visibles  usando  sus componendas,  se hicieron transitoriamente difíciles de viabilizar debido a la falta de concurso de la llamada oposición,  y como esta no ha había ayudado lo suficiente o de forma explícita  hacía  ese objetivo en estos meses,  entonces la apalean con cuotas añadidas de agravios  y amenazas,  hasta que  terminen de entrar por el redil y  se resignen  a ese tránsito de capitulaciones que tiene muchos más  abogados y  ponderadores  comparados con la legión de los que siguen reacios a arrodillarse.

Por ahora  nadie, aunque  ya sea su meta de dirección opositora,  pronuncia la palabra prohibida: 2019,  que  ya se definió en la intimidad del cogollo MUD como el año del nuevo gran objetivo, del renovado  plan de esperas infinitas de nuestros guías,  como el talismán de nuestras desgracias continuadas, el bálsamo de Maduro, la agonía de nuestros jóvenes  dispuestos a irse al exilio, o entregarse y formar parte de la tropa de imbéciles que a cambio  de  comer  entonan los rezos políticos encomendados  al   comandante eterno.

Si no son esas las opciones,  solo queda la adoptar  la modalidad rápida,  más fácil y asequible  de hacerse  de medios de vida: la economía ligada al delito, agremiándose con algún tipo de tráfico o latrocinios,  de los que se ocupan por lo menos  al 20 % de los venezolanos.

Hasta este degredo de opciones nos ha llevado la estupidez política y la falta de coraje  de unos estafadores,  que resolvieron  asumir  tramposamente nuestras  banderas  para  poder traicionarlas mejor.

Lo diré más claro aún: nada importante ocurrirá mientras desde nuestro campo una  vanguardia numerosa no tome conciencia plena  sobre que no puede seguir cayéndonos encima  esta maldición de la democracia a la chavista, que subordina  las ilusiones y resignaciones  colectivas a la manipulación de sus penurias  económicas.

Y así será  mientras  el voto de un obrero consciente valga igual al de un acomodaticio  patán buscador de favores, mientras la opinión de un empresario esforzado y productivo valga igual al de un parásito y corrupto gestor de empresa de maletín y mientras  sean comparables, en la tabula rasa del llamado sufragio universal,  el voto de una rezandera  con  el ejercido con voluntad de lucha y organización de una mujer militante que impulse  la causas más  duras  y complejas de su época.

Ya sé que el mito más corrientemente aceptado es el consentir  que  la democracia tiene sus costos y sus largos aprendizajes,  pero seguiré imaginando que con un liderazgo lúcido  los tiempos pueden abreviarse considerablemente,  si desde la elite económica y cultural del país  se emula a las naciones desarrolladas, para evitarnos recorrer sus largos trechos históricos saturados de colosales estupideces  como las son el totalitarismo, la anarquía y las guerras.

Y hete  aquí que aunque no lo admitamos fácilmente estamos  ante nuestro principal problema:  nuestro karma histórico  es que  a lo largo de  décadas  hemos carecido  de una  verdadera elite  que fuese distinta a estos rapiñadores de oficio, a los alcahuetes del latrocinio  de los dineros públicos y  a toda clase parásitos a tiempo completo de la renta petrolera.

Porque la más estricta verdad, es que aquí lo que ocurrió durante estos tres últimos lustros  es que una nueva  elite de pacotilla tan rapiñadora  como la anterior,  pero agregándole su incultura y su ordinariez de métodos,  terminó por hacer lo mismo con la riqueza nacional: un botín a repartir.

La MUD representa la vieja elite e incluso  la sinergia ya no disimulada con sectores de la llamada  boli burguesía chavista, su máxima aspiración  es que la dejen colearse en este  régimen y mientras tanto el país deberá esperar a que les dé  gana  hacer intolerable  la permanencia de este desgobierno.

La lucha política se haría más sencilla de comprender y los alineamientos fuesen  más nítidos si cada cual admitiera sin disimulo  sus verdaderas intenciones.

La MUD no se atreve  a decirnos, por ejemplo, que  quieren llevarnos hasta el 2019,  porque si lo dijeran claramente  muchos  ya se mostrarían dispuestos  a  abandonarles y a emprender la lucha frontal por  terminar cuanto antes  sus imposturas y su complicidad abierta con este régimen de oprobio.