Conoce el hábito emocional saludable para poner en práctica

Conoce el hábito emocional saludable para poner en práctica

La palabra perdón siempre está asociada, a amor, rencor, resentimiento, tristeza, orgullo.

Cuando hablamos de perdón, hablamos de dejar ir el dolor.Perdonas cuando realmente eres capaz , no de olvidar y borrar , sino de Dejar de Recordar el hecho que te hizo daño, y con ello, toda la angustia y el rencor que guardas y conservas dentro tuyo. Perdonar no es “hacia otro”, al final, el perdón es hacia ti, porque ¿quién, sino tu, sufre más, cuando esta cargado de rencor y persiste en su mente, el recuerdo de aquel hecho que le hizo tanto daño?





El perdón hacia nosotros mismos es esencial. Nos permite liberarnos de la culpa, las expectativas y la necesidad de ser perfectos. Nos ayuda a querernos y ayudarnos más, y por lo tanto a abrir nuestros corazones a los demás también. Perdonar no es volver a exponernos a que nos lastimen, tampoco es borrar el hecho, pero si es dejarlo ir, dejarlo en el pasado e intentar no recordarlo y no echarlo en cara. A veces creemos perdonar, pero cuando algo nos remite al hecho, volvemos a sentirlo como si volviera a pasar.

En ocasiones, la mente, no distingue entre pasado y presente, a nivel neurofisiológico. Al recordar un evento doloroso, la mente se comporta como si esto estuviera sucediendo en el mismo momento presente, se segregan los mismos neurotransmisores que producen la angustia, y al volver a recordar, en nuestra mente significa: Volver a vivir. Es por ello, que si logramos realmente el proceso del perdón efectivo, es importante quitar el hecho de la memoria constante, dejar de repetir, recordar y multiplicar eso que nos hizo mal a cada momento. El perdón nos libra de ataduras. Es el resentimiento lo que nos mantiene apegados a aquellas situaciones o personas que no queremos perdonar. Estar resentidos nos lleva también algunas veces a cultivar pensamientos bajos de venganza, y a vivir en constante agonía y desconfianza hacia el mundo, por miedo a que nos vuelvan a herir.

“El perdón es la culminación del dolor. Una forma muy profunda de perdón consiste en no excluir al otro, en dejar de mantener distancias, ignorar o comportarse con frialdad o mantener actitudes falsas o condescendientes. Para la salud emocional y del alma es mejor eliminar el rencor y perdonar profundamente. Se puede perdonar de momento, perdonar hasta entonces, perdonar hasta la próxima vez, perdonar pero no dar más oportunidades; el juego sería totalmente distinto si se produjera otro incidente. Se puede dar otra oportunidad, varias o muchas oportunidades o dar oportunidades con determinadas condiciones. Se puede perdonar en parte, en su totalidad, o la mitad de una ofensa. Se puede otorgar un perdón general. Uno es quien decide. ¿Cómo saber si hemos perdonado o no? En caso afirmativo, tiende a compadecerse de la circunstancia en lugar de sentir cólera, tiende a compadecerse de la persona en lugar de estar enojada con ella. Tiende a olvidar lo que tenía que decir al respecto. Comprende el sufrimiento que dio lugar a la ofensa. – Referencias de Clarissa Pínkola Estes

Esto no es solo cuestión de voluntad, es un trabajo que requiere esfuerzo. El dolor está, y no desaparece solo con decirnos, “ tengo que olvidarlo y dejarlo ir”, aunque es un comienzo.
El perdón requiere de un proceso .

Es una experiencia que tiene tres niveles:

a) Físico: cuando el dolor corporal, la angustia y los desórdenes psicosomáticos están presentes como manifestación de un dolor que ha colocado al individuo frente a una pérdida irreparable, el perdón libera este nudo. Es así que se empieza a dejar de estar en lucha, se deja de sentir que hay una deuda pendiente.
b) Emocional: es cuando una persona puede, a nivel de pensamiento, haber encontrado una simbolización que justifica la experiencia del perdón o del no-perdón. Se apoya en ideas sobre “el otro” y sobre el “sí mismo”.
c) Espiritual: es ese aspecto de quien necesita estar en armonía consigo mismo y tiene dificultades para albergar rencores y resentimientos muy grandes, sin solución o difíciles de resolver. Perdonar implica abarcar estos tres niveles: el cuerpo, la mente y el espíritu. No es fácil, pues muchas veces uno solo lo logra a nivel del pensamiento de la emoción pero no de los demás. Perdonar implica algún grado de reparación del agresor, alguna forma de reparar lo perdido pero sobre todo de la imagen propia que se ha roto.

Es por ellos que recomiendo: Comienza a vivir en el PRESENTE!!!!! A menos que empieces a vivir en el presente, no serás capaz de olvidar y perdonar el pasado. No te recomiendo que olvides y perdones todo lo que te ha ocurrido en el pasado. Lo que digo es lo siguiente: vive en el presente. Es otra forma de decir que tengas una actitud más compasiva, que seas más consiente, que estés más atento, porque cuando estás así vives en el presente. La conciencia no puede estar ni en el pasado ni el futuro.

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