Hazle saber que te gusta y que no a través del lenguaje sexual

Hazle saber que te gusta y que no a través del lenguaje sexual

Conocer y hacerle saber a la pareja qué te gusta es básico para mantener un diálogo amoroso.

En el lenguaje del sexo es muy importante que se nos entienda. No cualquier tipo excitación da lo mismo, no cualquier estímulo nos lleva a las situaciones que queremos. Conocer y hacerle saber exactamente a mi pareja qué me gusta y que no me gusta, qué quiero ese día, es básico para mantener un diálogo amoroso y para evitar colocar al otro en el papel de experto infalible que todo lo sabe y todo lo puede. Tampoco es real que nosotras no sabemos nada y por ello nos entregamos a la voluntad del otro. Nadie sabe más que yo sobre mi propio cuerpo y es justo compartir ese conocimiento explícitamente con mi compañero.





Con demasiada frecuencia, en lugar de intentar comunicarse sentimientos, las personas se obstinan en demostrar que tienen razón y que la otra persona no la tiene. Esta actitud está condenada al fracaso, pues, aunque uno de los dos gane esta batalla, el otro encontrara alguna manera de desquitarse.

Muchas personas esperan que en una buena relación no exista nunca ningún enfado, ningún desacuerdo. Pero la cólera y la discrepancia son tan normales como la alegría y el consenso. Resulta imposible que dos personas que se criaron en dos familias diferentes, con sistemas de valores diferentes, opinen del mismo modo sobre todos los temas.

Aceptando estas discrepancias, tenemos que darnos cuenta que es absolutamente necesario comunicarle al otro nuestros deseos y preferencias. De hecho, muchos problemas surgen cuando uno de los dos cree adivinar lo que piensa y siente el otro y actúa en consecuencia. Esta creencia nace de la idea “si mi pareja me amase de verdad, sabría que deseo”. Una vez que se ha abandonado este mito, es posible hacerle preguntas directas a nuestra pareja, erradicando así las confusiones.

En el ámbito de la comunicación sexual, las frases en primera persona “me gusta que me acaricies el cuello suavemente” o “siempre me tocas con demasiada fuerza”, tienden a obtener la respuesta deseada, las frases en segunda persona suelen generar una discusión.

Muchas mujeres tienen otras dificultades a la hora de la comunicación sexual a través de la palabra, porque fueron criadas en un ambiente en el cual estaba totalmente prohibido nombrar a sus genitales. Como consecuencia de aquella prohibición, a muchas les resulta totalmente desagradable el lenguaje explícito de los varones, quienes desde pequeños aprenden a nombrar sus genitales. Nosotras usamos eufemismos, ellos utilizan términos directos.

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