El tiroteo indiscriminado, ¿es ya una rutina estadounidense?

El tiroteo indiscriminado, ¿es ya una rutina estadounidense?

Rezos, lágrimas y “nada cambia”: ¿los tiroteos se han convertido en una especialidad estadounidense como la tarta de manzana o el béisbol? ¿Una rutina mientras el Congreso se resiste a regular el porte de armas?

“¿Cómo es posible que el país tolere otro tiroteo después de haber sufrido tanto?, se preguntaba el martes una cronista del Washington Post tras la matanza en un complejo de la Marina en Washington que dejó 13 muertos, incluyendo al agresor.

“Porque estas matanzas se han convertido prácticamente en una rutina”, afirma Petula Dvorak, antes de lanzar un provocativo: “¿tarta de manzana, béisbol y tiroteos masivos?”.





“Es tristemente cierto que Estados Unidos vive demasiado frecuentemente estas balaceras”, indicó el martes ante la prensa Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca.

“Es injusto calificar estas matanzas de rutina”, considera Jeffrey Reiman, profesor de filosofía de la “American University” entrevistado por AFP, “la gente siempre queda conmocionada” por estos dramas.

Por su parte, Jeffrey Ian Ross, profesor de criminología de la Universidad de Baltimore, señala que “las víctimas y sus allegados siempre recordarán el daño que se les hizo”.

Sin embargo, después de las tragedias de Columbine (13 muertos en 1999), Virginia Tech (32 muertos en 1997) o Sandy Hook en Newtown (26 muertos de los cuales 20 niños en el 2012), “para los políticos nada cambió”, denunció el martes un editorial del Washington Post.

De hecho, una reforma de las leyes sobre la venta y porte de armas en Estados Unidos quedó encerrada en un cajón sin fecha de debate, debido a las presiones del poderoso lobby de las armas, la NRA (National Rifle Association).

Cambiar la mentalidad de los ciudadanos

“Hoy en día no tenemos suficientes votos” para poner en la agenda parlamentaria el debate, afirmó Harry Reid, jefe de la mayoría demócrata en el Senado.

Por coincidencias del calendario, los padres de las víctimas de la escuela de Newton tienen esta semana cerca de cuarenta encuentros con legisladores en Washington para pedir una legislación más estricta.

El jueves próximo está prevista una manifestación organizada por la asociación de “Alcaldes contra las armas ilegales”.

Un médico especialista en heridas por bala, Janis Orlowski, se convirtió en un referente de los medios de comunicación tras conmovedoras declaraciones deseando “el cierre de su servicio de traumatología”.

Pero el país sigue fuertemente dividido entre los defensores de la segunda enmienda constitucional, que otorga el derecho a tener armas, y los partidarios de un endurecimiento de las leyes.

“Las armas son una parte del problema”, afirma Jack Levin, profesor de criminología de la Universidad de Northeaster en Boston, quien señala que Estados Unidos es el país industrializado con el mayor índice de homicidios, independientemente de las armas utilizadas.

“Cambiar las leyes no servirá de nada, hay que cambiar la manera de pensar de los ciudadanos”, afirma.

Desde el 2006 se han producido en Estados Unidos 168 tiroteos, según un recuento del FBI.

Un grupo llamado irónicamente “las armas son geniales” (Guns are Cool) contabilizó 250 dramas de este tipo en el 2013.

Y sólo el 1% de los homicidios que se registran en Estados Unidos ocurrieron durante tiroteos indiscriminados, señala Levin. Las balaceras “quizá no sean tan estadounidenses como una tarta de manzana, pero si cuenta como una o dos de sus porciones”, concluyó.