César Miguel Rondón: Gobierno irresponsable

César Miguel Rondón: Gobierno irresponsable

Cuando volvemos a leer declaraciones estridentes sobre el “Plan Colapso Total”, que lejos de ser implementado por el propio Gobierno nacional ante sus altísimos niveles de ineficiencia, impericia y, sobre todo, de corrupción; cuando oímos que este “Plan Colapso Total” vendría desde el exterior, con los infaltables agentes del imperialismo gringo y la infaltable oposición fascista venezolana, es bueno reparar en las declaraciones del Padre José Virtuoso ayer en Siete Días. El Padre Virtuoso, sacerdote jesuita, Rector de la Universidad Católica Andrés Bello, advertía: “En primer lugar, no estamos en una guerra, estamos en medio de un gran  desorden”. A este desorden se le ha llegado por culpa del propio Gobierno. Los niveles de escasez que cada día crecen más, el problema del dólar, todo esto es culpa del Gobierno. Y el Gobierno -insistía el Padre Virtuoso- lejos de asumir la responsabilidad le echa –como se dice coloquialmente- el muerto a otro.  Este es un Gobierno que no asume ninguna responsabilidad. Y es lo que les decía el Padre Virtuoso:asuma usted su responsabilidad porque esto sencillamente es culpa suya.

Recordó, por ejemplo, cómo hemos tenido situaciones económicas difíciles en el pasado. Recordó, inclusive, la crisis que estalló el 18 de Febrero del año 1983 cuando el famoso Viernes Negro. Hubo gobiernos, en ese momento y los que vinieron después, que asumieron la responsabilidad, asumieron los males y tomaron las medidas de rigor. En esta oportunidad, el Gobierno es profundamente irresponsable y no toma ninguna medida. Ahora, no puede tomar medida porque, como el típico niño malcriado nunca nada es culpa de él sino de otro, tiene un comportamiento evasivo, que, sencillamente, lo único que hace es agravar la situación.

Por ejemplo, tengo acá la primera página del diario El Universal: “En Cadivi emerge la corrupción y crece el desequilibrio”. Las autoridades han admitido que entre 15 mil y 20 mil millones de dólares fueron a empresas de maletín.





Recuerdo que el propio Giordani fue el primero que lo denunció. Pero el señor Maduro habla del “cadivismo”, como si él o su Gobierno nada tuvieran que ver con el monstruo. Si ustedes han manejado Cadivi, si ustedes tienen información exacta y precisa de quién es quién, de quién transa esto, quién transa lo otro, ¿no son ustedes los responsables de que esto se haya extralimitado como se ha extralimitado? Por ejemplo, si hay empresas de maletín, ¿no son ustedes los únicos que pueden saber cuáles son esos maletines?

Pero el Gobierno funciona desde esta lógica: él es inocente y usted, estimado oyente, siempre es culpable y sospechoso. Por eso ahora, ahora con la cuestión del “cadivismo”, el que viaja al exterior tiene que ir al aeropuerto con seis horas de antelación porque, según nos han contado, les registran todo. ¿Y por qué le registran todo? Porque sospechan de usted, porque presumen que usted es un delincuente. Y una sociedad no puede funcionar así.

Cuando vemos que el señor José Khan se llena la boca y dice: “Bueno ya detuvimos a 32”. Dada la cantidad de viajeros que salen al exterior, 32 es una cifra ridícula. O, en todo caso, allí no está el verdadero problema de Cadivi, sino en las fulanas empresas de maletín. ¿Por qué no asumen su responsabilidad y apuntan a donde tienen que apuntar? No, como decíamos, actúan como el niñito malcriado.

Otro ejemplo: en la misma primera página de El Universal,  el señor Jesse Chacón da una declaración que, honestamente, le debería dar pena: “Jesse Chacón afirma que el sabotaje eléctrico es una constante” ¡Ah caramba! En otras palabras, usted no puede con esa “constante”. En otras palabras, el saboteador le ganó a usted.

Señor Chacón, si esto es así ¿por qué no renuncia y deja que otra persona, que por lo menos sepa controlar el “saboteo” -como le dicen en el Gobierno-, pueda resolver la situación?

Imposible, ya lo decíamos, se trata de un Gobierno irresponsable que no es culpable de nada, porque aquí el único culpable de todo es usted.

 

Tomado de  César Miguel Rondón