Javier Mascherano y su insólita penitencia

Javier Mascherano y su insólita penitencia

FOTO JOSEP LAGO / AFP

A Javier Mascherano no le gustan los tópicos del futbolista común, hasta tal punto que, cuando comete un error individual, es capaz de hacer una feroz autocrítica, una penitencia un tanto insólita entre sus compañeros de vestuario.

Victor Martí/EFE

Anoche, después del encuentro de Liga de Campeones contra el Milan, “el jefecito” apareció ante las cámaras cabizbajo, con la voz rota. Quería dar la cara, aceptar el ‘mea culpa’, y lo hizo con una sinceridad absoluta: “El equipo, lamentablemente, ha tenido que sufrir un nuevo error mío. Me duele por el resultado, porque en partidos tan importantes como éste, yo no me puedo permitir este tipo de errores”.





“El error” al que se refiere propició el tanto de los italianos en el minuto 9, después de un mal entendimiento con Piqué, que fue aprovechado por un avispado Kaká. El exmadridista asistió a su compatriota Robinho, que batió sin problemas a un Valdés vendido.

San Siro fue el escenario de su reaparición, después de un mes en el dique seco por una elongación en el bíceps femoral, la lesión de moda en el vestuario azulgrana. La escuadra ‘rossonera’ empezó mordiendo, presionando arriba, ahogando a un Barça destemplado que, hasta el gol de Messi, no se encontró en la cancha.

La del minuto 9 fue la única mancha del central argentino en un encuentro en el que completó 58 pases de 64 -con un 91% de acierto-, cometió tan sólo falta, recuperó cuatro balones y realizó cinco despejes. Fueron las cifras habituales de un fijo en los esquemas de Pep Guardiola, Tito Vilanova y Gerardo ‘Tata’ Martino, los tres últimos entrenadores que han pasado por el Camp Nou.

“Es un error mío, uno más y ya son varios. Duele bastante, hago mal un despeje. No se pueden cometer estos errores”, lamentó el central con alma de centrocampista.

No es la primera vez que el internacional albiceleste escudriña su nivel de juego con esta ‘autoexigencia’. Hace apenas un año, el argentino tuvo un inicio de temporada un tanto irregular, en el que salió en la fotografía del gol rival en un par o tres de ocasiones.

La más sonada se vio en el partido de vuelta de la Supercopa ante el Real Madrid. El Barça empezó desordenado, nervioso, y el eterno rival lo aprovechó para asediar la portería de Valdés, en unos primeros 45 minutos en el que el entonces equipo de Tito Vilanova pudo irse al vestuario del Bernabéu con una sonada goleada.

Era el minuto 11 cuando, en un balón largo de Sergio Ramos, Mascherano midió mal y dejó el balón franco para que Higuaín anotará el primer tanto del partido.

El Barcelona perdió 2 a 1 y se le escapó el primer título de la temporada. Meses más tarde, ‘el jefecito’ reconocía, en una entrevista radiofónica, que su error en el Bernabéu era casi imperdonable.

“Soy de los jugadores que se come la cabeza con sus errores, todo el día. Durante mi carrera me he exigido mucho. Hay errores que se pueden perdonar, otros como el del Madrid no se pueden permitir, al menos en este equipo”, confesó en ‘RAC1’.

Ayer Mascherano volvió a “comerse la cabeza”. Obsesionado con la perfección, su sinceridad y autocrítica es un valor venido a menos en un vestuario que, en el último lustro, lo ha ganado todo.

Quizá su penitencia sea exagerada, pero su ‘autoexigencia’, a veces exagerada, puede servir de espejo para un equipo que, en algunos partidos, parece haber perdido ese punto de excelencia que, antaño, lo hacían casi invencible. EFE