Donantes de Museos Vaticanos gozan de exclusividad

Entraron a la Capilla Sixtina vistiendo esmoquin y vestidos largos, el repiqueteo de los tacones altos sobre el mármol compitiendo con los cantos en latín de un coro que llena el salón de murales.

(foto AP)

Los donantes de los Museos Vaticanos recibieron un trato exclusivo durante su reciente visita a Roma: Conferencias sobre proyectos de restauración del museo, cenas en las galerías del museo, una misa de vísperas en la Capilla Sixtina oficiada por el prefecto de la Casa Pontificia, monseñor Georg Gaenswein, e incluso la oportunidad de estar frente a frente con el mismo papa Francisco.

Tal acceso tiene un costo, pero no es tan elevado como uno podría creer.





Para empezar, sólo cuesta 500 dólares al año unirse a los Patrocinadores de los Museos Vaticanos, la organización de recaudación de fondos que organizó el espectáculo de la semana pasada. Los eventos que marcaron el 30mo aniversario de los Patrocinadores costaron mucho más —1.900 dólares por persona por cinco días completos de dejarse consentir por el Vaticano —pero incluso ese precio parece una relativa ganga dado que un solo recaudador de fondos de Nueva York, sin la presencia del papa ni música bajo la obra de Miguel Ángel, podría costar 1.000 dólares o más por persona.

“¿Bromean? Uno no puede comprar su acceso a esto”, dijo un sorprendido Ronald Poe mientras da un sorbo a champán rosado en la Galería de Mapas después de la misa en la Capilla Sixtina el sábado por la noche.

Pero a decir verdad, sí se puede.

Actualmente existen cerca de 2.500 patrocinadores y todos los años el Vaticano puede contar con casi cinco millones de dólares de ellos —lo que promedia 2.000 por cada miembro— con regalos sumados para ingresos de la cuota de membresía anual, dijo el reverendo Mark Haydu, director del programa y sacerdote de los Legionarios de Cristo, una orden religiosa conocida por su destreza para recabar fondos.

La mayoría de los Patrocinadores de los Museos Vaticanos provienen de Estados Unidos, donde el programa inició después de que una gira de exhibición de los tesoros del Vaticano atrajo la atención de algunos filántropos amantes del arte.

Su generosidad ha permitido, entre otras cosas, la restauración de la Capilla Sixtina y de tres de las cuatro Estancias de Rafael en el Palacio Apostólico —un punto señalado por el papa Francisco al recibir a cada uno de los más de 350 patrocinadores y miembros de sus familias que se reunieron el sábado en el palacio en una audiencia privada.

Los miembros en general gozan de privilegios invaluables: los Patrocinadores pueden evitar hacer fila en los Museos Vaticanos e ingresar directamente a la Capilla Sixtina antes que cualquier otra persona por la mañana. Pueden recibir visitas privadas con guía a galerías de acceso limitado y talleres de restauración, acceso especial a la Basílica de San Pedro y a los jardines del Vaticano. Y tienen prioridad en localidades para la audiencia semanal del papa y cuentan con prioridad para conseguir los codiciados boletos para la Misa de Gallo.

Los patrocinadores no necesariamente son católicos, pero suelen ser aficionados a las artes y gustan del acceso tras bambalinas que ofrece el ser miembro de la organización. AP