Estiman que la economía de 1989 era más fácil de enderezar

(Foto AFP)

Politólogo Fausto Maso considera que la situación económica actual es “mucho peor” que la de los días previos al Caracazo. Economista Francisco Faraco asegura que “la única salida es catastrófica”, publica La Verdad.

Por José Gregorio Martínez / Caracas / [email protected]

Si bien los números dan cuenta de una situación económica que, aunque no es la misma de 1989, parece avanzar en esa dirección, analistas coinciden en que detrás de los controles y las cifras maquilladas que dibujan un país distinto al que se ve en las calles y los supermercados, los venezolanos enfrentan una realidad peor a la de hace 24 años, que generó el estallido social conocido como el Caracazo.





El economista Francisco Faraco recuerda que cuando Carlos Andrés Pérez asumió la Presidencia por segunda vez recibió un país con saldo en negativo, pues la deuda externa superaba las reservas internacionales que venían en franco descenso, la inflación estaba descontrolada, existía un grave problema fiscal, el barril de petróleo estaba en seis dólares y entre las medidas aplicadas por Pérez estuvo un ajuste cambiario que califica el economista como “bien pensado” pero “mal ejecutado”, siendo ya bien conocidas por todo el país las dramáticas consecuencias.

A pesar de que el precio del petróleo ronda actualmente los 100 dólares y hay mayor circulación de dinero en la calle, Faraco estima conveniente tomar en cuenta que en 1989 no existían elementos presentes en la actualidad que distorsionan la economía como la creación de dinero inorgánico, la amenaza a la propiedad privada y una brecha enorme entre el dólar oficial y el innombrable mercado negro, que no permite establecer una cotización real del valor de los bienes y servicios, potenciándose la escasez y el factor especulativo que evita además controlar la inflación.

“Ahora la inflación obedece a la expectativa inflacionaria. Cuando Maduro habla de especulación está alimentando la inflación. ¿Por qué el dólar paralelo sigue subiendo? Porque la gente paga al precio que sea porque piensa que siempre puede subir más. ¿Por qué la gente va al supermercado y se lleva cuatro o cinco paquetes de azúcar o harina? Porque piensa que la próxima vez que vaya no la va a conseguir?”.

“Licencia para saquear”

Considera ahora la situación más peligrosa que hace 24 años, no solo por los nuevos factores en escena, sino por la “licencia para saquear” que está otorgando el Gobierno, a propósito de lo ocurrido en la tienda de electrodomésticos Daka de Valencia. Alerta que no se trata de un hecho aislado, pues igual suerte pueden correr otras tiendas. Los correctivos a esta situación la ve cada vez más lejos y la salida traumática.

“En 1989 se podía elaborar un plan de ajuste cambiario, ahora no. ¿Cómo aplicar un ajuste real con la disparidad que existe entre el dólar oficial y el paralelo? Ahora hay además una grave escasez que no había en ese momento, solo algunas faltas puntuales pero no eran de esa magnitud. En estas circunstancias la única salida es catastrófica”.

Recuerda el economista que el desabastecimiento que pudo existir en febrero de 1989 obedecía al desenvolvimiento normal de la actividad industrial, que suele cerrar las fábricas entre el 15 de diciembre y el 15 de enero por las vacaciones de la temporada navideña y generalmente febrero es el mes con los inventarios más bajo, pero ahora diciembre apunta a ser el mes de inventarios bajos cuando precisamente es el mes en el que hay mayor dinero circulando en la calle.

De acuerdo al índice de escasez del Banco Central de Venezuela (BCV), octubre registró el tope histórico de 22,4 por ciento. Al 27 de febrero de 1989 las reservas internacionales registraban una caída de mil 517 millones de dólares en un año; hoy, las reservas internacionales tienen cuatro mil 305 millones de dólares menos de lo que tenían en noviembre de 2012.

Viene más escasez

“La situación ahora es mucho peor”, sostiene el politólogo Fausto Maso, al tiempo que advierte que la progresiva caída de las reservas internacionales, así como la reducción de la producción petrolera y por ende de la entrada de divisas al país, complican el escenario de un país que se ha vuelto cada vez más importador.

Lamenta que la moneda se haya devaluado incluso a un ritmo aún mayor al que han aumentado las importaciones. “Aquí todo se importa y mientras el bolívar valía más en 1989 ahora ha sufrido en los últimos años una devaluación de más de mil por ciento. Si no es por las exportaciones petroleras no tenemos divisas para importar, cuando antes había una balanza comercial favorable en cuanto a las exportaciones no petroleras”.

Más allá de la jugada adelantada del Gobierno en cuanto a la promoción de los saqueos, alerta que los saqueadores siempre hacen daño y en el pasado había un rechazo unánime a esta expresión de la anarquía. La consecuencia de estos saqueos auspiciados desde el Ejecutivo terminaría agravando la escasez, según estima Fausto Maso, pues luego de las acciones contra las tiendas de electrodomésticos nadie va a querer importar y cada vez se conseguirán menos productos. “Esto siempre es peligroso”.