En Tiempo Real: De la borrachera a la resaca por @carlosvalero08

En casa de la primera combatiente y el primer heredero, que no es la Casona, hay júbilo y felicidad. Por primera vez desde que le encomendaron llevar las riendas del PSUV, en los tiempos de convalecencia del entonces presidente reelecto nunca juramentado, siente que manda de verdad. Nunca antes una acción suya había recibido aplausos a rabiar de todo el partido, desde el crítico Nicmer Evans, Freddy Bernal, hasta la familia presidencial y por supuesto el gabinete entero, que ante la imposibilidad de generar soluciones duraderas y modernas ríen cual hienas al ver a cientos de comerciantes y empresarios perseguidos producto del saqueo oficial más importante de nuestra historia como nación, lo cual demuestra que estos señores se quedaron intelectualmente anclados en el siglo XVIII.

A diferencia de los meses anteriores cuando Nicolás sentía urticaria por los estudios de opinión, ahora espera con ansiedad de adolescente precoz los números para ver cuánta gente está de acuerdo con que le regalen un televisor o una nevera, extrapolando que ello se traduce en apoyo al neo comunismo que tiene entre ceja y ceja como proyecto político.

Hoy la pareja presidencial pareciera vivir momentos de éxitos. La habilitante llegó con lo cual Cabello deja de ser un problema para convertirse en un mensajero que aprueba créditos adicionales para mover la gigantesca burocracia roja, con la satisfacción adicional de lograr ahorrarse los debates en el hemiciclo, quitándole al país el foro institucional por excelencia donde se deben dirimir las distintas posiciones sobre los problemas de interés nacional.





Maduro debe pensar que mató por un año dos pájaros de un mismo tiro: arrodilla a Diosdado y silencia a la alternativa democrática.

La arremetida de Nicolás es total pero torpe e ineficaz. Desde impedir que Capriles se desplace por el país para asistir en su condición de jefe de campaña de la MUD a dar apoyo a los candidatos de la unidad, hasta hostigamientos mucho más salvajes como el cometido contra Cocchiola para intentar recuperar una alcaldía a todas luces perdida.

Ahora estos 15 minutos de gloria de Maduro les garantizó que serán mucho más cortos de lo que en apariencia la propaganda oficial vende. En primer lugar las largas colas son un síntoma de que la misa población beneficiada intuye que será imposible encontrar en el futuro algún producto y deciden soportar días enteros para comprar una nevera que luego no podrá llenar de alimentos porque la leche no se consigue, la margarina se esfumó y muchos de los alimentos escasean. Además el televisor, si viven en el interior del país o inclusive en Caracas es altamente probable que se quede fundido producto de los apagones. Parte del país vive un momento parecido a una borrachera consumista y en los próximos días sufrirá una resaca terrible de carestía y mal vivir. Las colas en las grandes tiendas de electrodomésticos comienzan a bajar porque la mercancía se esfumó como por arte de magia roja, pero las colas por alimentos, papel higiénico, repuestos para vehículos, medicinas y todos los bienes de consumo mínimo indispensables para vivir siguen formando parte de la cotidianeidad del venezolano.

La apuesta electoral de la medida puede incluso revertirse antes del 8D. Ha sido tan burda y bestial que el efecto sobre el empleo y la escasez se comenzarán a sentir de inmediato. En el horizonte no se vislumbra ningún elemento de racionalidad económica que revierta la tendencia de caos económico. Creo que la sociedad democrática ha cometido un grave error comunicacional y político al caer en la trampa del gobierno y señalar que algunos comerciantes son usureros o cometieron abuso al subir los precios. La verdad es que estamos cual secuestradores que frente a un cambio en las condiciones de cautiverio comienzan a debatir en torno a ello, llegando inclusive a agradecer gestos de los secuestradores, cuando en realidad lo que debemos es poner el énfasis en el verdadero culpable de la crisis y del desajuste de los precios. Las políticas irracionales del gobierno que han permitido una prima cambiaria de hasta 900 por ciento con relación a la divisa oficial. El modelo de sociedad que construyen Maduro y sus aliados locales y foráneos es inviable económicamente y genera distorsiones por doquier. He ahí el punto.

Comienza a esfumarse el viento de cola que sintió Maduro cuando ordenó que no quedará nada en los anaqueles. Llega la resaca, que será muy grande porque la borrachera fue descomunal. No se puede promover desde el Estado la anomía porque más temprano que tarde los demonios desatados vendrán por sus creadores. Hoy, como siempre el voto es nuestra mejor herramienta, junto a la organización social para superar el modelo del caos. El voto es un acto de fe.

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