El respeto a la voluntad popular no está en el ADN del madurismo. Apenas unas horas después de haber concluido el proceso electoral, desde Miraflores se toman medidas que contradicen las propias afirmaciones previas hechas por Nicolás Maduro. La pasada semana el jefe del Ejecutivo anunció que se reuniría con todos los alcaldes elegidos el domingo pasado. No habló en ese momento de condicionamiento alguno para ese encuentro.
El domingo varió el planteamiento. Se reuniría con todos, siempre y cuando lo reconozcan como presidente y aceptaran el denominado Plan de la Patria, que tiene entre sus modestos objetivos salvar a la Humanidad.
No había terminado de colocar tales alcabalas, cuando designó a Ernesto Villegas, derrotado en sus aspiraciones a la Alcaldía Metropolitana, como ministro para la Transformación de Caracas, sustituyendo a Farruco, con la evidente intención de desconocer el resultado en la capital, donde cuatro de sus cinco municipios votaron por candidatos democráticos, rechazando a los representantes del autoritarismo. La voluntad del soberano será irrespetada, nuevamente, y Villegas, que se disfrazó como una persona moderada y dispuesta al diálogo, se presta para ello.
La jugada no es nueva. Es la misma que aplicaron cuando Antonio Ledezma fue electo por primera vez.
Las competencias de la Alcaldía Mayor le fueron arrebatadas y crearon, la figura de la Jefa de Gobierno del Distrito Capital, colocando dedocráticamente en ese cargo a Jacqueline Faría.
Mientras la alcaldía mayor estuvo en manos chavistas tenía competencias en educación, salud y seguridad. Bastó que el pueblo, el soberano, votara contra los candidatos autoritarios, para que se sacaran de la manga una ley y desconocieran esa decisión. Lo de estos días es una película repetida.
Ahora el mismo abuso lo van a repetir en Maracaibo y Petare. En la capital zuliana el designado para irrespetar la voluntad popular es el derrotado candidato a alcalde, quien fue hecho caer y correr por la mayoría de los marabinos. A Ocariz le van a sabotear la gestión a través de Antonio Álvarez. No le perdonan al alcalde reelecto el haber ganado y además con mayoría abrumadora en la cámara municipal.
Lo mismo que han venido haciendo con la Gobernación de Miranda, donde nombraron al derrotado Elías Jaua como “protector” de Miranda, cuando es evidente que en el país los ciudadanos honestos no tienen protección. A través de estas figuras canalizan los recursos que les niegan a sus adversarios. No sería extraño que lo extendieran a todas las alcaldías ganadas por la alternativa democrática.
La Constitución establece claramente cuáles son las competencias de alcaldías y concejos municipales (no “comunas municipales”, Tibisay) y señala, en su artículo 168, que los municipios constituyen la unidad política primaria de la organización nacional. También que son las alcaldías los entes que se deben ocupar del ordenamiento de la ciudad, de los servicios de agua, electricidad y gas, así como de los servicios primarios de salud.
En la reforma constitucional propuesta en 2007 se planteó la instauración del Poder Comunal, desplazando de esta manera a los municipios, así como la eliminación de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, pero toda la propuesta hecha por Chávez fue rechazada por el soberano e ignorada por el chavismo. El irrespeto continúa. ¿Hasta cuándo?
Xabier Coscojuela