Tamara Suju Roa: Los yaquis de Nicolás

Hay recuerdos que se guardan para siempre porque nos marcan. Yo tengo uno que confieso arrastré hasta bien crecidita y que en aquel momento me provocó rechazo contra los payasos. Cuando tenía 7 años mis padres me llevaron a una fiesta infantil y antes de la piñata se hicieron muchas rifas de regalitos. A pesar de que siempre levanté la mano para decir la respuesta, el payaso me esquivaba. El hecho es que al final, solo quedamos 3 o 4 niños sin un premio, no porque no sabíamos las respuestas a las adivinanzas, sino porque así lo dispuso aquel payaso que siempre nos ignoró. Recuerdo que más que tristeza, me embargo una frustración enorme que ahora llamaría indignación y hasta las lágrimas se me salieron. El dichoso payaso observó mi reacción y fue a buscar “algo” para consolarme. Me trajo recuerdo bien, un paquetico de “yaquis” y me dijo: “toma, para que no te quedes sin nada”. Miré el paquetico, lo miré a él, y dejé el paquetico ofrecido encima de una silla. Yo no quería su lástima. A mis 7 años, quería ser tratada como los otros niños.

Nicolás está hoy repartiendo premios de consolación que son mucho más que paqueticos de yaquis para imponerse a la voluntad popular. Él y su gobierno pretenden desconocer a los alcaldes electos de la oposición democrática, tal como ocurrió con la elección del Gobernador de Miranda. Es decir, al gobierno no le importa que la mitad de la población no esté de acuerdo con las políticas implementadas y la forma absolutista como gobiernan, sino que además, se burlan de la decisión popular que escogieron con votos a sus Alcaldes y les monta una forma de gobierno paralelo, con figuras inconstitucionales a las que llama “protectores”, o nombrando al candidato perdedor que optaba por la Alcaldía Metropolitana, Ministro de Estado para la Transformación de Caracas, ministerio creado por Chávez en el 2010. Es decir, los perdedores son escogidos a dedo, para desempeñar cargos cuyas competencias deberían ser desempeñadas por los Gobernadores y Alcaldes electos. Hugo Chávez hizo lo mismo cuando en las elecciones Municipales del 2009, Antonio Ledezma ganó la Alcaldía Metropolitana y Chávez nombró inmediatamente a Jackeline Farías como “Jefa de Gobierno del Distrito Capital” figura inexistente para ese entonces en nuestro sistema legal. Chávez también le montó un gobierno paralelo a Henrique Capriles al nombrar al para entonces candidato perdedor por la Gobernación de Miranda Elías Jaua “protector de Miranda”. ¿Cómo debemos llamar a un gobierno que no reconoce el voto popular?

¿Cómo llamamos a un gobierno que irrespeta a los ciudadanos y su decisión soberana de elegir? ¿Dónde está la honestidad y los valores que supuestamente profesan los candidatos que perdieron y que ahora aceptan estos cargos de consolación que saben perfectamente que son competencia de las Alcaldías y las Gobernaciones que por supuesto se verán disminuidas en sus presupuestos y competencias? ¿Dónde está entonces la dignidad y la vergüenza, esa qué yo sentí cuando solo tenía 7 años y pretendían darme como premio de consolación un jueguito de yaquis?.





Este domingo 8 de Diciembre, los venezolanos fuimos a votar para escoger a nuestros Alcaldes y representantes de las cámaras municipales. 4.679.116 votaron por los candidatos del PSUV, 4.174.152 votaron por los candidatos de la Mesa de la Unidad Democrática, 777.986 votaron por otros partidos minoritarios y 412.977 fueron votos nulos, según cifras publicadas. Ya una semana después se ha discutido mucho sobre quien está por encima o por debajo, si son mayoría por x cantidad de votos o por x cantidad de alcaldías, etc. También se pelea el voto de los “otros” partidos, algunos claramente opositores y otros disidentes del régimen a “dedo” de Nicolás, a los que se suman los votos nulos. El hecho es, estimados lectores, que la realidad nos sigue dando una Venezuela dividida en dos grandes mitades, y por el medio transita un 42% de ciudadanos que no se expresaron y 777.986 votantes que no escogieron ni al partido de gobierno ni a los representantes de la Unidad Democrática, sino que prefirieron ir por su cuenta por distintas razones que tienen un denominador común: el acceso al poder por el poder.

Venezuela sufre una gran división aupada por el discurso discriminatorio y violento, de constante instigación al odio y polarización por parte de quienes ostentan el poder, que no reconocen a la otra mitad de la población ni le garantizan los mismos derechos. El gobierno sólo reconoce las elecciones cuando las gana y gobierna solo con quienes le son fieles y demuestran lealtad total al régimen. Las oposición democrática demostró una vez más, que vota por convicción, y que se mantiene en pie, pese al ventajismo, al cerco comunicacional, a la amenaza, al discurso de odio y amedrentamiento, al derroche de dinero y manipulación de la opinión pública. La cantidad de ratones que salieron de todas partes el 8D tienen loco al elefante. Ya son demasiadas colas que pisar.